martes, 11 de septiembre de 2007

SIGO AUSENTE...

No he podido escribir nada nuevo, porque estoy abocado a elaborar una novelita que enviaré a un certamen literario... sin mayores pretensiones. A pesar de todo, espero tener suerte.
Lo importante es competir...dijo alguien que se tiraba de los pelos cuando perdía. Esto me va a mantener un poco alejado, por lo cual no publicaré nada. El plazo para la presentación vence el 30 de setiembre, por lo cual estoy trabajando a full, y para colmo el día 4 de octubre me voy a tomar otras vacaciones. Me voy a tomar unos días en Rio de Janeiro y Angra dos Reis, a gozar del "dolce far niente".
A pesar de no publicar nada, no me olvido de mis amigos/as blogueros/as, a quienes visitaré y dejaré mis comentarios, alabanzas y "críticas", según corresponda.
Los veré en sus respectivos blogs y a todos les envío un abrazo gigante.

lunes, 3 de septiembre de 2007

REGRESO DE VACACIONES

Hola, mis queridos/as amigos/as blogueros/as… Ya estoy de regreso de mis vacaciones.
Lo he pasado maravillosamente, contemplando bellos paisajes, teniendo hermosos momentos de recogimiento, degustando sabrosas comidas y exquisitos vinos. No he perdonado ningún producto regional y es por eso que me he traído algunos kilos de más.
Contrariamente a lo que tenía pensado, no he tenido tiempo para la meditación, la creación de nuevas tramas para mis cuentos o novelitas. Es así que estoy en cero…
No tengo nada para escribir… Deberé aguzar la imaginación para que me salga algo medianamente coherente.
Pero lo más importante es que he recibido en mi blog mensajes de todos con los mejores deseos. Como primer paso, me ocuparé de ponerme al día con todos, visitando a cada uno en sus interesantes blogs…. ya comenzaré a escribir …ni bien pueda exprimir algo de mi cerebro. Muchas gracias a todos.

sábado, 18 de agosto de 2007

JUEGO SUCIO - Cap. 9 (epílogo)

Al dia siguiente, miércoles, Christine y Ahmed se despertaron temprano. No tenían nada que hacer, sino esperar que llegara el viernes para ir al aeropuerto y tomar su vuelo hacia Marruecos. Christine preparó el desayuno y mientras lo tomaban, Ahmed encendió el televisor para mirar las noticias. Nada trascendente y menos que menos la noticia que él esperaba.
No le había dicho a Christine de su comunicación a la policía avisando del asesinato de Logan. Pensaba que se iba a poner nerviosa inútilmente.
Las horas iban pasando y ambos estaban como presos en el departamento. No salían a la calle, ni abrían demasiado las ventanas. Era una larga y tensa espera que no se podía acortar bajo ningún concepto. Ahmed se dedicó a preparar sus valijas, ayudado por Christine. La joven trataba de disimular inútilmente su nerviosismo, había reducido su consumo de cocaína, pero a pesar de ello ya había terminado la droga que había traído.
Ahmed se daba cuenta de su tensión, sabía que habia terminado la cocaína, y también sabía las consecuencias que ello podía acarrear. Estaba atento a la posibilidad que desarrollara un sindrome de abstinencia.
A las cinco de la tarde, mientras tomaban un café, Ahmed encendió el televisor para ver las noticias, y se produjo lo que esperaba. Con un inusitado despliegue periodístico, el canal de noticias informaba el asesinato de un narcotraficante en su casa de Brooklyn. Las cámaras de los móviles mostraban la casa, bien conocida por Ahmed y Christine, el ir y venir de policías y de forenses, más las notas que realizaban los reporteros a policías y vecinos.
Christine estaba entre asustada y sorprendida, porque no pensaba que tan pronto se iban a dar cuenta de la muerte de Logan.
Por ahora se limitaban a informar del asesinato, pero no daban mayores detalles. Vieron a través de la pantalla cuando retiraron el cuerpo, que fue transportado en una ambulancia de la policía y varios comentaristas de noticias policiales desarrollaban multiples teorías, producto de su imaginación y de la conexión de Logan con el mundo de las drogas, pero ninguno ni por asomo imaginaba siquiera la verdad del hecho.
Durante el resto del dia las noticias en relación con el crimen se repitieron, sin que se profundizaran aspectos de la investigación o probables indicios.
Llegó el jueves y la espera era cada vez mas tensa. El noticiero de las 11 de la mañana informó que había adelantos en la investigación del crimen de Logan.



Fuentes policiales indicaron que estaban trabajando en dos pistas y que en las próximas horas podría haber algunas novedades.
Eran las ocho de la noche cuando a través de la televisión, el periodismo informó que de fuentes policiales había trascendido que tenían una persona sospechosa y que no era improbable que en la noche o a la mañana siguiente se realizara alguna detención.
A Christine la espera, más las noticias sobre la muerte de Logan la tenían en vilo. Ni siquiera tenía posibilidades de drogarse. La noticia de una inminente detención impactó de lleno en ella, quien sintió que las fuerzas la abandonaban y comenzó a llorar desconsoladamente. En vano Ahmed trataba de tranquilizarla.
- Corazón, tienes que sobreponerte a tu ansiedad. Piensa que falta muy poco para que partamos - le dijo Ahmed
- A veces pienso que nunca voy a poder llegar siquiera al Aeropuerto - dijo la joven temblorosa.
- Faltan solo algunas horas, nada más - trataba de estimularla Ahmed - Si bien el avión sale a las 19, a las 10 de la mañana nos vamos al Aeropuerto, asi nos alejamos de la ciudad.
- No quiero defraudarte, amor - dijo Christina sollozando – Sé todo lo que estás haciendo por mí, pero ya no puedo soportar más.
Ahmed la tomó entre sus brazos, colmándola de besos sobre sus ojos húmedos, pero era consciente que debía proceder de alguna manera para romper esa conjunción de tensión, angustia y abstinencia de cocaína. Para colmo de males era imposible recurrir a una consulta médica. Pero con su experiencia de años en circunstancias difíciles, sabía como actuar y tenía los elementos para ello.
Trató de esperar al máximo, pero a las once de la noche la situación se hizo insostenible. Christine siguió con su llanto, agregando sudoración profusa, temblor, dificultad respiratoria, mareos y palpitaciones con una taquicardia importante. El Síndrome de Abstinencia estaba presente con todo su esplendor, por lo cual optó por inyectarle un poderoso tranquilizante para que descansara hasta la hora de la partida. La llevó a la cama, le suministró el sedante y se quedó con ella hasta que la vió conciliar el sueño.
Pocos minutos antes de las doce, encendió el televisor para ver el extenso informativo de la medianoche. Las noticias eran las mismas.
Finalizado el noticioso se acostó. Bajo los efectos del sedante Christine dormía plácidamente. Apagó la luz, y durante un largo rato estuvo pensando todo lo sucedido en los últimos días. Su vinculación con Mr. Cummings, la casualidad que el trabajo encomendado la conecte con Christine y el destino que hizo que se enamoraran.
¡ Qué giro inesperado había tomado su vida !. Miraba con dulzura a Christine y no podía creer que estuviera tan enamorado. Tanto, como para abandonar su azarosa y difícil vida actual y regresar a las fuentes, a su lugar de origen, a sus raíces; a vivir alejado de los peligros, en paz y honestamente. Y pensar que para éso solo faltaban horas !!.
Cuando despertaran, ultimarían los detalles y se irían al Aeropuerto. Esperarían la hora de embarque y luego la salida del vuelo. Interponer distancia con todo ese maremágnum de cosas. Sus pensamientos se fueron diluyendo lentamente hasta que quedó completamente dormido.
A las siete de la mañana Ahmed despertó. Christine seguía durmiendo a su lado. Se levantó sigilosamente y veinte minutos después sorprendió a Christine con el desayuno servido en su cama. Había llegado el día de la partida !!.
Christine había dormido profundamente y se encontraba bastante repuesta. El descanso le habia sido beneficioso y la proximidad de la partida era un aliciente. Desayunaron, se bañaron, se vistieron y a las diez de la mañana los pasó a buscar un remise que los condujo al Aeropuerto. Hicieron el check-in, despacharon su equipaje, almorzaron despaciosamente y luego, como si fueran dos turistas en espera, se dedicaron a recorrer los comercios del Aeropuerto. Descansaron en la sala VIP y ni bien informaron la puerta de salida, se dirigieron a preembarque. Habían interpuesto una valla más entre el pasado y unl futuro cada vez más cercano. Ahmed compró el diario, que leyó minuciosamente, donde se informaba todo lo relacionado con el crimen de Logan, pero no había novedades respecto a lo ya conocido.
En un momento determinado por los altavoces se escuchó el esperado aviso:
“Royal Air Maroc anuncia la salida de su vuelo número 201 con destino a Casablanca. Por favor embarcar en puerta B 15”.
Christine y Ahmed se incorporaron y se dirigieron lentamente hacia la puerta indicada, donde ya se había aglomerado una buena cantidad de pasajeros ansiosos de abordar el avión. Un par de empleados de la aerolínea se preparaban para el embarque.
Uno de ellos anunció: “Pasajeros de primera clase, por este sector”. Allí se dirigió Ahmed llevando del brazo a Christine. Metros antes de la puerta de embarque, Ahmed se detuvo bruscamente, apretó el brazo de Christine indicándole que observara la imagen de un televisor que se encontraba a pocos metros. Se veía la imagen de la policía que llevaba detenido y esposado a Mr. Cummings y un subtítulo que decía:
“Mr. Dave Cummings es el asesino de Logan. Se hallaron claras evidencias en el lugar del crimen”. Mientras tanto, la voz del locutor informaba: “la policía encontró semioculta en los jardines de la casa el arma con la cual se efectuaron los disparos que causaron la muerte de Logan. Es una pistola calibre 9 mm, registrada como propiedad de Dave Cummings. También se hallaron en el living de la casa colillas de cigarrillos y una boquilla pertenecientes al asesino”
Se quedaron inmóviles unos segundos, luego Ahmed le dijo en voz baja:
- Sigamos…
Penetraron en la manga que los llevó al avión y se ubicaron en sus asientos. Pocos minutos después la aeronave despegó, llevándose a Ahmed y Christine, sus ilusiones y sus secretos.


F I N

Al finalizar el último capítulo, me dí cuenta que, tal como ocurre en los culebrones de la TV, se puede continuar la historia, con la vida de Ahmed y Christine en Marruecos, o con los avatares de Cummings tratando de demostrar su inocencia. Tal vez algún día lo haga...
Por ahora, me tomaré unas vacaciones hasta fin de este mes de agosto, asi que no me verán por unos días...no me extrañen....snif... volveré.

domingo, 12 de agosto de 2007

JUEGO SUCIO - Cap. 8


Alarmado se dirigió al dormitorio y encontró a Christine sobre la cama, acurrucada en un rincón, en posicion fetal, con su cabeza hundida entre sus dos rodillas. Cuando lo vió levantó la cabeza y Ahmed pudo observar sus ojos llorosos tremendamente abiertos y cara de pánico.
- Amor ! - dijo Ahmed, mientras la joven se arrojaba a sus brazos.
Sin articular palabra ella comenzó a besarlo, mientras lloraba. Ahmed miró a su alrededor y vió sobre la mesa de luz el frasco con la cocaína y la cánula.
- Te has estado drogando ? – preguntó con suavidad.
- No podía aguantar la espera – contestó Christine.
- Esto tiene que terminar, corazón. Tienes que ser fuerte para llevar a cabo nuestro plan y para dejar la droga. Además, cuando termines el frasco que tienes no podremos conseguir más cocaína. No podemos arriesgarnos.
- Lo haré, te prometo, pero estando contigo – aseguró Christine.
- Bien. No me defraudes…O.K. ? – dijo Ahmed y prosiguió – Conseguí los pasajes para Casablanca recién para el viernes.
- Tanto tendremos que esperar ? – preguntó ansiosa la joven.
- Si, inevitablemente. Mientras tanto tengo que terminar algunas cosas. Hablé por teléfono con Cummings - informó Ahmed.
- Le contaste todo ? - los ojos de Christina se abrieron despavoridos.
- No. Sólo le dije que Logan estaba muerto y mañana me pagará el resto del dinero. Por otra parte estuve en la casa de Logan. Nadie ha entrado todavía, asi que pude limpiar las huellas que dejaste.
- No me descubrirán antes que partamos ? - preguntó nerviosa la joven.
- No solamente no creo que te descubran, sino que estoy seguro que culparán del asesinato a otra persona – dijo Ahmed.
- A otra persona ? - preguntó Christine extrañada - A quién ?
- A Cummings - contestó Ahmed – La policía investigará y se enterará que Cummings odiaba a Logan, yo también me encargaré de sugerirlo, y encontrarán que la pistola que dió muerte a Logan es propiedad de Cummings y la olvidó en la casa.
- Dejaste la pistola allí ? - Christine no salía de su asombro - Tiene mis huellas digitales.
- La limpié previamente. No tiene ninguna huella digital, pero es de imaginarse que Cummings llevaba guantes…no ?
Christine quedó sorprendida de la inteligencia de su amado, su frialdad para proceder y agradecida de que la proteja. Se daba cuenta que Ahmed era un hombre fogueado y se sentía segura con él. Lo besó nuevamente y no habló más del tema. Qué podía decirle a una persona tan experimentada y astuta ?. Optó por cambiar de conversación.
- Vamos a ordenar lo que trajiste del supermercado. Tenemos que prepararnos para los días que nos faltan para irnos.
- De acuerdo - aceptó Ahmed sonriente - y como no tienes nada que hacer… supongo que harás una rica cena.
- Confías en lo que yo pueda hacer ?. Mira que no tengo experiencia. - dijo Christine - Tienes el seguro médico al día ?
Todo se transformó en relación con la noche anterior. Christine fue a la cocina. Ahmed se sentó en el sofá, (mudo testigo de lo que pasó la noche precedente), a mirar televisión. A pesar de la situación difícil que vivían, disfrutó de esa escena tan familiar, tan extraña para él, pero que siempre había ambicionado. Cenaron, conversaron, y agotados por la tensión del dia se fueron a descansar. Esta vez ambos al dormitorio.
El martes se levantaron tarde. No tenían nada que hacer nada más que esperar. A las once de la mañana, Rachid se dirigió hacia la casa de Cummings, a cobrar el saldo del dinero correspondiente a su “trabajo”. Nuevamente repitió la operación de dejar su automóvil a pocas cuadras de la casa y llegó caminando. Tocó timbre y el mayordomo lo hizo pasar al despacho. A los pocos minutos apareció Cummings con su infaltable boquilla y el cigarrillo encendido.
- Buenos días – saludó con amabilidad.
- Buenos días – contestó Rachid – tal como le anticipé, el trabajo está realizado.
- Me trajo alguna prueba que lo demuestre ? – preguntó Cummings desconfiado
- Por supuesto – dijo Rachid mostrando la imagen tomada en su teléfono celular.
- Hummmm - comentó Cummings con cara de satisfacción - lo mató con balazos en el pecho…
- Efectivamente - asintió Rachid - y murió en el acto.
Rachid dejó su teléfono celular sobre el escritorio. Cummings apagó el cigarrillo, lo dejó junto con su boquilla en el cenicero donde había dos colillas más y que se encontraba sobre el escritorio, se incorporó y dijo:
- Bien. debo reconocer que es un buen profesional. Ahora cumpliré mi parte.
Se retiró a una habitación contigua donde estaba la caja fuerte y en unos segundos volvió con el dinero. Rachid contó prolijamente los fajos de billetes.Todo estaba en orden y de acuerdo a lo pactado. Guardó los billetes en distintos bolsillos, le tendió la diestra a Cummings y le dijo:
- Muchas gracias. Desde ahora, no nos conocemos, verdad Mr. Cummings ?
- Por supuesto - dijo Cummings con satisfacción estrechándole la mano.
Se encaminaron hacia la puerta de salida. Cummings estaba abriendo la cerradura, cuando súbitamente, Rachid se volvió sobre sus pasos diciendo:
- Un segundo, olvidé el teléfono sobre el escritorio.
Rápidamente, antes que Cummings se moviera, volvió al despacho, tomó su teléfono que estaba sobre el escritorio, volcó todo el contenido del cenicero en el bolsillo lateral de su saco y regresó a la puerta.

Fue un movimiento tan veloz y tan sorpresivo que duró cinco segundos. Cummings le abrió la puerta, se saludaron nuevamente con una sonrisa de satisfacción y Rachid se retiró. Cuando llegó a la vereda, emprendió veloz carrera hacia su automóvil, lo puso en marcha y se dirigió a toda velocidad a la casa de Logan. Nuevamente dejó el auto a dos cuadras de la casa, caminó hasta ella, observó que nadie lo viera, y entró abriendo la puerta principal con las llaves que todavía conservaba. En medio del living, había una mesa ratona, sobre ella un cenicero y allí colocó sin tocarlas las colillas y la boquilla que había traído del despacho de Cummings. Echó un vistazo por todo el escenario que habia preparado y regresó a su casa.
No eran todavía las cinco de la tarde cuando llegó a su departamento. Christine lo estaba esperando, más tranquila que el día anterior. La perspectiva de alejarse de toda su vida anterior la subyugaba y hacerlo junto con su amado Ahmed era lo más hermoso que podía haberle sucedido.
Ahmed le contó todo lo sucedido con lujo de detalles y le explicó que buscaba que la policía, ni bien conociera el asesinato de Logan, inculpara a Cummings. Si Cummings zafaba o no de la situación, era poco importante para ellos. Lo que necesitaban era que la policía se encuentre distraída siguiendo esa pista durante el tiempo suficiente que les permita tomar el avión rumbo a Marruecos. Una vez en vuel ya estarían seguros.
Montada la escenografía y plantados los indicios que dirigirían la investigación hacia Cummings, Rachid decidió impulsar la misma, para lo cual a las diez de la noche, salió de su departamento y fue hasta un teléfono público situado en las cercanías. Llamó a la sección Homicidios de la FBI.

- Homicidios… - contestó una voz monótona.
- Le hablo para comunicarle que se ha producido un asesinato en Brooklyn, en la 18th Ave. y la Shore Pkwy. – dijo rápidamente Ahmed interponiendo un pañuelo entre su boca y el micrófono.
- Quién habla ? – preguntó el policía.
- No interesa - replicó Rachid - Si le interesa la información se la repito. Asesinato en la 18th Avenue y Shore Pkwy. en Brooklyn - y cortó la comunicación.
Dejó la cabina y regresó caminando pausadamente a su departamento. Mañana ya los noticiosos dirían algo al respecto.

(continuará)

jueves, 9 de agosto de 2007

JUEGO SUCIO - Cap. 7

Abrió la puerta principal y vió el cuadro tal como habia quedado. Nadie había entrado ni se habia modificado nada. El cadáver de Logan se encontraba en la misma posición, boca arriba, con las dos manchas de sangre en el pecho producto de los dos disparos. Desde adentro cerró nuevamente la puerta con llave, se calzó un par de guantes y se dispuso a trabajar. Tomó los tres vasos que habían sido usados, los lavó cuidadosamente, los secó y los colocó nuevamente en el bar. Limpió prolijamente la botella de Bourbon para que no queden impresiones digitales. Buscó entre los elementos de limpieza una aspiradora, con la cual aspiró la moquette del living en toda su extensión.


Pasó la aspiradora sobre el sofá, su respaldo y los almohadones donde habían estado Logan y Christine y también pasó la aspiradora por el pantalón del muerto, especialmente en su parte anterior. Todo esto tratando de eliminar posibles cabellos de Christine.
Con la cámara de su teléfono celular sacó un par de fotografías al cadáver y se retiró, no sin limpiar previamente los picaportes interior y exterior de la puerta de calle.


Antes de salir, espió desde dentro de la casa a través de una hendija si había alguna persona en las proximidades. No había nadie… tenía el terreno libre. Abrió la puerta y salió al exterior. Sacó de su bolsillo la pistola con la que se realizaron los disparos, a la que previamente la había limpiado con una franela apenas húmeda para borrar huellas dactilares y la arrojó a unos tres metros de distancia de la puerta de entrada, entre unas plantas del jardín circundante. “La policía seguramente la encontrará. La pistola es de Cummings, la tiene registrada a su nombre… a él lo buscarán” - pensó.
Rápidamente llegó a la vereda y se puso a caminar displicentemente hacia su automóvil. Eran las cuatro y veinte de la tarde.
Puso en marcha su automóvil, se dirigió jacia el puente de Brooklyn, lo cruzó, dobló inmediatamente a su derecha y se dirigió hacia Seaport. Estacionó, se sentó en un bar a tomar un café, mientras hojeaba el New York Times; a los pocos minutos se dirigió hacia un teléfono público cercano y llamó a Mr. Cummings. Atendió el mayordomo, a quien le pidió hablar con su patrón. Cuando le preguntó de parte de quién, le contestó con aire autoritario que era el Inspector Smith de la sección Homicidios del FBI. El mayordomo no preguntó más nada y le pasó inmediatamente la comunicación:
- Hola - atendió Mr, Cummings extrañado - quién habla ?
- Rachid. Me presenté como policía para no divulgar la llamada – aclaró Ahmed.
- Ah… bueno - contestó aliviado Mr. Cummings - hay alguna novedad ?
- El trabajo está cumplido – comunicó Rachid escuetamente.
- Bien !! - se notó la voz de Cummings con un dejo de satisfacción - tiene alguna prueba para mostrarme ?
- Por supuesto. En eso habíamos quedado - dijo con suficiencia Rachid, añadiendo – se la doy a cambio del saldo. Cuándo puede ser ?
- Si le parece bien mañana martes a las 10 en la puerta del Banco, como la otra vez - dijo Cummings.
- Pienso que no sería conveniente mostrarse tanto. Si le parece bien, podría ser en su domicilio y en efectivo ? – sugirió Rachid.
- De acuerdo - aceptó Cummings - lo espero mañana a mediodia.
- O.K. Mañana a las doce en punto estaré allí - dijo Rachid y cortó.
No era verdad que no quisiera cobrar en el Banco. Súbitamente, en su cerebro que funcionaba a velocidad supersónica, se le había ocurrido una idea que si podía concretarla sería genial. Pensando en eso comenzó a caminar hacia su automóvil, riendo para sus adentros y frotándose las manos de placer. Puso en marcha el auto y se dirigió a la compañía aérea Royal Air Maroc. El tránsito estaba pesado. Era una hora pico, cuando la gente se desplaza hacia las afueras, saliendo de su trabajo. Su auto marchaba a paso de hombre. Por fin llegó a su destino. Estacionó en un Parking y se dirigió a la compañía aérea. Lo atendió una empleada de color.
- Por favor, a qué hora salen los vuelos para Casablanca ? - preguntó
- A las 19,01 - contestó la empleada.
- Bien. Necesito dos pasajes en primera clase para pasado mañana - pidió Ahmed.
- Pasado mañana es miércoles y es el único día de la semana en que no hay vuelo a Casablanca.
- Qué pena…!!! - dijo Ahmed - déme entonces para el jueves.
La empleada consultó en la computadora, levantó la vista y le dijo:
- El día jueves está completo. No hay nada ni en primera ni en turística. Si desea lo puedo poner en lista de espera, pero ya tenemos unas cuantas personas en esta situación.
- No. Para el viernes tiene disponibilidad ? – preguntó Rachid.
- Si. Quedan dos en primera clase y algunos más en turística.
- De acuerdo, déme los dos de primera. Aqui tiene los nombres y los números de los pasaportes - dijo Ahmed extendiendo un papel.
- O.K.- la empleada comenzó a extender los tickets y preguntó - Cash o tarjeta de crédito ?
- American Express – contestó Ahmed, entregándole la tarjeta.
La empleada terminó de confeccionar los tickets aéreos, le dio a firmar el ticket de la compra y le dijo:
- El viernes sale del Aeropuerto Kennedy, a las 19,01, vuelo AT 201. Deben presentarse no menos de dos horas antes en el stand de la empresa.
- Muchas gracias – dijo Ahmed recogiendo los tickets.

Camino a su departamento, se detuvo en un supermercado, donde compró alimentos suficientes para los tres dias y medio largos que le quedaban en Nueva York. Luego… a Casablanca, a su Marruecos natal, donde comenzaría una nueva vida…y con Christine !!!. Todavía no podía entender cómo se había enamorado tan profundamente de aquella joven en apenas unas horas y bajo tales circunstancias. Un hombre duro, como él, acostumbrado a las cosas más crudas, donde los sentimientos no existían…
Pero la realidad era ésa…. y su vida había sufrido un vuelco impensado, pero feliz.
Mientras pensaba todo esto, llegó a la puerta de su cochera. Recordó que la misma estaba ocupada por el auto de Christine, por lo cual estacionó en las inmediaciones. Miró el reloj. Ya eran casi las nueve de la noche. Había salido temprano y regresaba ya de noche. Entró en el edificio, subió a su departamento y abrió la puerta con su llave. No se veía la más mínima luz. Todo era oscuridad allí dentro. No se escuchaba el menor ruido. Encendió la luz del living. Todo estaba en su lugar, pero no vió a Christine.
(continuará)

jueves, 2 de agosto de 2007

JUEGO SUCIO - Cap. 6



No tenía idea del tiempo que había pasado, todavía era noche cerrada, solo se veían hilos de la luz de la calle que traspasaban por alguna hendija de la ventana, cuando escuchó un ruido imperceptible que lo sobresaltó. Abrió los ojos, inmóvil, tomó el revólver que tenía bajo la almohada y vió una silueta desplazarse hacia él.
- Qué pasa ? - preguntó con voz firme.
- Me desperté y tengo miedo - se escuchó la voz de Christine - déjame estar contigo.
No había terminado la frase y ya la joven estaba acostada a su lado. La estrechez del sofá hizo que sus cuerpos se contactaran y advirtió la tersura y la tibieza inconfundible de su piel. Christine apoyó su cabeza sobre el pecho de Ahmed. Éste guardó el revólver, pasó su brazo por detrás de ella y tocó su espalda desnuda. Quedaron en silencio, mientras como si fuera un acto reflejo, ella apoyó suavemente sus labios sobre el pecho de Ahmed. A pesar de los momentos vividos, Ahmed estaba impactado con esa joven y quedó inmóvil. Christine movió levemente sus labios dándole un beso.
Él seguía absolutamente quieto.
Los besos de Christine descendieron a su abdomen y se tornaron más profundos y más húmedos. En pocos segundos más, sintió en su sexo el calor y la humedad de la boca de Christine. Su cálido aliento lo hacía vulnerable y lo hacía crecer dentro de su boca. Todo era silencioso. Su respiración se fue haciendo entrecortada y no tuvo mas remedio que obedecer a sus instintos. Se incorporó, tomó a Christine en sus brazos, la acostó en el sofá y la penetró febrilmente con todo ese impulso contenido desde hacía ya unas horas.

Aparentemente ella no era indiferente a semejante delirio y sus cuerpo se movieron y vibraron al unísono. El silencio se rompió con los gemidos cada vez mas intensos de Christine, a los que se unieron los de Ahmed en un “in crescendo” que terminó abruptamente. Luego todo fue silencio nuevamente.
Exhaustos por todas las emociones de la noche, sus cuerpos apretados, quedaron profundamente dormidos.
Eran las seis de la mañana. La primeras luces del alba los despertó y seguían abrazados. Sus cuerpos desnudos fundidos el uno contra el otro. Christine buscó los labios de Ahmed y terminó de despertarlo con un apasionado beso. No solamente reaccionaron de ese delirio amatorio, sino que ambos cayeron en cuenta de los problemas en que estaban inmersos. Volviendo a la realidad, Ahmed dijo:
- Querida Christine, al margen de toda esta locura de amor, pongamos los pies sobre la tierra. Te propongo que nos demos un buen baño, nos reanimemos, nos vistamos y tratemos de tomar decisiones.
- Si – asintió Christine con una sonrisa - comienza a bañarte mientras preparo café.
A los pocos minutos ambos estaban vestidos, sentados a la mesa tomando un frugal desayuno. Ahmed inició la conversación.
- Te habrás dado cuenta que anoche has cometido un asesinato y en la casa de Logan hay pruebas harto suficientes para probar tu culpabilidad. No sé cuanto tiempo pasará, pero alguien va a descubrir la ausencia de Logan.
- Pienso que van a pasar algunos días – dijo Christine - porque no tiene familiares, a primera hora salíamos hacia Colombia, así que la gente vinculada a él sabía que no iba a estar en la ciudad. Tampoco en Colombia nos esperaba nadie.
- Cuánto tiempo iban a estar ausentes de N.Y. ? - preguntó Ahmed.
- No menos de cuatro días - contestó Christine.
- Entonces disponemos de cierto tiempo para maniobrar. Lo primero que debo hacer es regresar a casa de Logan y borrar todas las pruebas que te puedan incriminar.
- Iremos juntos - dijo Christine.
- Tu no te moverás de aquí, porque estás en riesgo - ordenó Ahmed.
- No podré quedarme encerrada eternamente – protestó Christine
- No - dijo Ahmed - pero tu habías dicho que querías liberarte de la droga, de la organización, de Cummings, de todo e iniciar una nueva vida, verdad ?
- Si - afirmó Christine
- Pues es no lo podrás hacer viviendo y andando por Nueva York - aseveró Ahmed - yo conozco el mundo de los narcos y te matarán. No se puede abandonar la organización de los traficantes de droga.
- Entonces que puedo hacer ? - preguntó Christine acongojada.
- Tú quieres iniciar una vida nueva y yo también – dijo Ahmed y la miró fijamente – Qué te parece si luego de que yo arregle todas las cosas, nos vamos a vivir definitivamente a algún lugar donde no corras peligro ?
- Yo lo haría, pero adónde ?. Si descubren que maté a Logan, en cualquier parte del mundo me encontrarían y me extraditarían.
- No conoces como se maneja todo el mundo, niña – dijo Ahmed – Recuerda que yo soy marroquí, y en Marruecos, que pertenece al mundo árabe, no van a extraditar a ninguna mujer de un ciudadano marroquí.
Ambos quedaron en silencio por unos segundos. Christine palideció, abrió desmesuradamente los ojos y preguntó con voz temblorosa:
- Qué debo interpretar ?
- Lo que he dicho - afirmó Ahmed - Si eres mi esposa y vivimos en Marruecos, nadie te podrá extraditar.
Christine se quedó petrificada. No podía creer lo que estaba escuchando. Cuando pudo reaccionar se arrojó a los brazos de Ahmed, se puso a llorar de la emoción y lo colmó de besos.
- Acepto - dijo entre sollozos – Dime lo que tengo que hacer y te obedeceré.
Ahmed besó a su amada, enjugó sus lágrimas y preguntó:
- Tienes pasaporte contigo ?

- Si - contestó - recuerda que viajaba hoy para Colombia, lo tengo en mi cartera. También tengo una valija con ropa en el baúl de mi automóvil.
- Tienes ropa también ? – dijo Ahmed con extrañeza – cómo no me dijiste anoche para ir a buscarla ?
- No era necesario. Me sentía tan bien con tu bata !! - contestó enfáticamente Christine.
Ahmed meneó su cabeza, sonrió y prosiguió hablando:
- Bien. Tienes pasaporte, ropa y diez millones de dólares en Suiza…que más necesitas ?
- No puedo disponer del dinero, sin autorización de Cummings - aclaró Christine.
- La cuenta está a tu nombre solamente o a nombre de ambos ? – preguntó Ahmed.
- Sólo a mi nombre - contestó Christine.
- Entonces ésa es otra mentira de Cummings - dijo Ahmed - eres mayor de edad y nadie te puede prohibir de disponer del dinero de una cuenta a tu nombre, pero eso no interesa.

Prepárate mentalmente para quedarte recluída en este departamento hasta que haya que ir al Aeropuerto. Partiremos rumbo a Marruecos lo más pronto posible. Mientras tanto yo me ocuparé de todo lo que haya que hacer en relación con Logan, con Cummmings, con los pasajes, etc. ok ?
- Si, corazón - asintió mansamente Christine.
- Ante todo es necesario que vaya a casa de Logan - dijo Ahmed - debo borrar todas las huellas que dejaste.
- Qué huellas ? - preguntó inocentemente Christine.
- Huellas en el vaso en el cual bebiste y en todo lo que pudiste haber tocado. Serviste el Bourbon de la botella…. Ahí tambien dejaste huellas – explicó Ahmed.
- Estuve sentada y acostada en el sofá – agregó Christine.
- Si. Seguramente quedaron cabellos tuyos en el sofá y en los pantalones de Robert – dijo Ahmed.
- Cómo sabes ? - preguntó Christine ruborizándose.
- Corazón… ví a través del ventanal todo lo que sucedió – contestó Ahmed – no te preocupes, yo trataré de solucionar todo. Además debo conseguir urgentemente dos pasajes para irnos a Marruecos.
- Cuándo nos iríamos ? – preguntó la joven.
- Cuanto antes - contestó Ahmed - Ni bien descubran a Logan muerto, corremos el riesgo que te busquen como sospechosa o para recabar datos de él. No te olvides que enseguida sabrán que tú eras su novia. Por eso mismo no debes moverte de acá, ni atender a nadie personalmente ni telefónicamente. Tampoco puedes encender la televisión ni la radio, Mientras yo no esté no debe producirse ningún tipo de ruido en el departamento. Yo iré a comprar algunas cosas para comer y las traeré. También te traeré la valija que está en el baúl de tu auto.
- No te preocupes - contestó Christine – me portaré bien.
- Ah…!!! Dame tu número de pasaporte y tu nombre completo - dijo Ahmed.
- Christine Warwick, pasaporte numero 11.133.819 – dijo de memoria.
Ahmed lo anotó y lo guardó, se terminó de vestir, buscó las llaves de la casa de Logan que había traído la noche anterior y sin que Christine se diera cuenta, puso en el bolsillo interior de su saco la pistola que le habia quitado.
- Bien. Yo me voy. Haz todo lo que te he dicho, por favor, que en eso va tu salvación y la mía también. No te olvides que soy encubridor. Trataré de regresar ni bien pueda, pero no te puedo decir a qué hora. Algo tienes para comer en la heladera, no mucho. Sírvete si tienes apetito.
Cuando fue a darle un beso, Christine se abrazó a él, mientras lo besaba y lloraba. Ahmed la besó tiernamente, le enjugó las lágrimas y salió a la calle. En ese momento escuchó las campanas de la Iglesia que tañían a las 8 en punto. Llamó un taxi, en el cual se dirigió a Brooklyn, hasta el lugar donde la noche precedente habia dejado su auto. Desde allí, fue caminando lentamente y disimuladamente hasta la casa de la 18th Avenue y Shore Pkwy. Pasó frente a ella mirando para todos lados, no observando movimientos anormales. Dió la vuelta a la manzana y cuando regresó a la entrada, ingresó en la casa de Logan.
(continuará)

domingo, 29 de julio de 2007

JUEGO SUCIO - Cap. 5

Christine se incorporó a medias del sofá, abriendo los ojos y poniendo una cara de asombro que la hacía más bonita todavía.
- Te debo confesar - siguió Ahmed con voz grave - que la vida me llevó por muchos caminos y he llegado a ser un asesino profesional.
Esperó la reacción de Christine, que quedó como paralizada y al ver que no decía nada, prosiguió:
- Durante varios días estuve siguiendo a Logan, y a través de éso te conocí. Yo estudiaba el momento óptimo para realizar mi trabajo, y había elegido esta noche para llevarlo a cabo. Pero apareciste tú, y sucedió lo que ya conoces.
- Quiere decir que si yo no lo mataba, lo hubieras matado tú ? – preguntó Christine saliendo de su mutismo.
- Exactamente – contestó Ahmed mirándola fijamente a los ojos.
- Que lástima – dijo Christine con una sonrisa y bajando la vista - me hubieras ahorrado el trabajo.
- Tanto deseo de matarlo tenías – inquirió Ahmed.
- No te imaginas. Tanto como el deseo de matar al hijo de puta de mi padre.
- Casi somos colegas, ambos asesinos - dijo con sorna Ahmed - salvo que yo lo hago por dinero.
- Yo también – replicó Christine riéndose – recuerda que si mato a mi padre adoptivo, me quedo con los diez millones de dólares… hasta creo que mis honorarios son superiores a los tuyos.
La visión de una Christine sonriente y hablando con tono tan sarcástico dió cierta tranquilidad a Rachid. Pensaba que cuando conociese su actividad, tendría un rechazo hacia él, sin embargo parecía no asombrarse. Extraña conducta.
- Bueno – dijo Ahmed, como para eludir el tema – ahora tenemos que pensar como salir indemnes de todo ésto. Supongo que tienes que regresar a tu casa, como si nada hubese pasado.
- Regresar ? Ni loca - dijo Christine en forma terminante – Además, recuerda que salí de mi casa diciendo que me iba de viaje a Colombia por una semana, asi que tengo tiempo suficiente para pensar.
- Y tienes donde ir ? – preguntó Ahmed.
- No. - contestó Christine - tendría que buscar alguna amiga, que no tengo, porque además estoy seriamente comprometida. No sé… me iría a un hotel.
- Sola ? Y en esta situación ? – preguntó Ahmed.
- Y que quieres que haga ? – dijo Christine.
- Tengo rondando en mi cabeza algunos planes que debemos conversar. Mientras tanto.... si quieres quedarte aquí ? – ofreció Ahmed.
- Si no te comprometo – aceptó implícitamente Christine iluminándosele su mirada.
- Para nada - dijo Ahmed - soy un hombre sin compromisos.
- Qué vida extraña la tuya…!!! – comentó Christine con un dejo de tristeza.
- No es de las más comunes…desde chico anduve rodando por el mundo. Marrakech… Rabat …Casablanca… París… Madrid … Nueva York… un nómade.
- Y qué hacías en cada lugar - inquirió Christine encandilada con la personalidad de Ahmed.
- Si quieres que te cuente mi historia tenemos para largo rato – dijo.
- Cuéntame - le pidió la joven apoyando su cabeza sobre uno de sus brazos.
Ahmed se levantó de su sillón, se sirvió otro Bourbon doble y regresó a sentarse.
- Siéntate aquí – le pidió Christine haciendo un lugar en el sofá donde estaba recostada.
Ahmed sonrió con ternura y fue a sentarse a su lado.
- Nací en Marrakech y de pequeño vivía allí. Marrakech... la ciudad más típica marroquí, y me ganaba la vida haciendo de guia turístico improvisado, acompañando a los turistas a conocer la ciudad.
Me ofrecía a ellos por unos pocos dirhams. Los llevaba a ver la Koutubia, la plaza Jemaa, el Hotel Maumonia, el mercado de camellos…. aquí se volvían locos… arreglaba con los dueños de los camellos para pasear a los turistas montados en ellos, cobraba a los turistas por sacarse una foto con los encantadores de serpientes, con el vendeur d’eau, vendedor de agua que viste un traje típico y lleva una odre con agua helada. Es un personaje curioso. Llevaba a los turistas al Gran Bazaar, donde compraban cosas y los dueños de los negocios me daban la comisión. Es decir, sacaba dinero de donde podía…


- Qué hermosura… me encantan los países exóticos - comentó Christine
- Cuando terminé el colegio me fui a estudiar a Rabat, viviendo en cualquier parte, pero debiendo trabajar, era poco lo que estudiaba. Allí me enteré que una horda de salvajes mató a mis padres. Quedé prácticamente solo en el mundo. Mi problema siempre era la falta de dinero…así me fui vinculando con gente de malvivir. Entonces me fui a Madrid, y luego a Paris, donde había mejores posibilidades porque había más dinero.
- Robabas ? - preguntó la joven.
- Si.
- Mataste ? - preguntó nuevamente abriendo los ojos.
- Si. - contestó quedamente Ahmed.
- Cómo puede ser que seas un asesino y me estés ayudando con tanta bondad ?
- Ja ja ja….- rió de buena gana Ahmed - No creas que ando matando a quien se cruce en mi camino. Lo he hecho profesionalmente, y te digo que ya estoy bastante cansado de mi actividad. He pensado varias veces de retirarme y disfrutar del dinero que he ahorrado y que tengo a buen recaudo.
- De veras tienes pensado no matar más ? - preguntó Christine con un aire de ingenuidad.
- De veras…- contestó Ahmed y prosiguió - y tú tienes pensado dejar la droga ?
A Christine se le llenaron los ojos de lágrimas y asintió con su cabeza.
- Mira Ahmed, no creas que no tengo conciencia de lo que hice - dijo seriamente - pero ese hijo de puta de Robert me llevó a esto y lo que hice fue para salir de este pantano. No sé todavía como haré para salir, porque no sé adónde recurrir para que me ayuden. Quiero salir de la droga, quiero salir de la organización, quiero irme de la casa de mi padre adoptivo y vivir sola, aunque sé que me va a perseguir implacablemente.
- No quieres que te ayude un asesino ? - se ofreció Ahmed.
Christine se largó a llorar, se incorporó y se aferró al cuello de Ahmed, hundiendo su cara en el cuello de su amigo.
- Bueno… no es para que te pongas asi - decía Ahmed tratando de consolarla - te ofrezco sinceramente mi ayuda.
Christine solo lloraba sin articular palabra. Ahmed la abrazó conmovido y le dijo al oído:
- Si confías en mí, saldremos los dos de todo esto. He estado en situaciones peores que ésta y sé cómo proceder, pero te pido mucha fortaleza. Tienes que ayudarme, sólo lo lograremos con tu colaboración.
Christine asintió con su cabeza sin mirarlo y comenzó a besarlo. Ahmed acarició su cabeza tratando de calmarla, pero ella siguió besándolo buscando sus labios. Lo apretó contra ella y lo besó con su boca entreabierta. Ahmed se quedó perplejo inicialmente, pero luego no pudo contenerse y retribuyó el beso de la joven.

Quedaron abrazados y en silencio, sin que ella se desprendiera durante unos minutos. Christine dejó de llorar y le dijo:
- Quiero que me ayudes. Quiero terminar con todo lo que me ha pasado en mi vida y empezar de nuevo. Ya me he desligado de Robert, pero también quiero desligarme de Cummings.
- Vamos a tener que pensar cómo - dijo pensativo Ahmed, incorporándose y yendo a buscar su Bourbon..
Christine lo miraba esperando decisiones.
- Que te parece si descansas un poco ? – sugirió Ahmed – ha sido una noche cargada de problemas. Mañana tendremos la mente más fresca y pensaremos mejor.
- Lo que digas – dijo obediente la joven.
- Tú dormirás en mi cama - dijo Ahmed – yo descansaré en el sofá.
- No quiero quedarme sola - protestó Christine.
- No compliquemos más las cosas - dijo Ahmed - hazme caso.
- Bueno - aceptó Christine - yo me acuesto en la cama, pero acompáñame hasta que me duerma. - De acuerdo…. vamos, acuéstate que ya voy.
Christine se dirigió hacia el dormitorio, dejando la puerta abierta. Ahmed esperó unos segundos. Sin querer, cuando se quitó la bata y quedó totalmente desnuda, vió reflejado su cuerpo en el espejo del dormitorio. Era una belleza, realmente perfecto. se colocó una pequeñísima camisola corta con breteles que traía, se acostó con movimientos felinos y se tapó con la sábana.
- Puedes venir - llamó.
Ahmed se sirvió otro poco de Bourbon y entró en la habitación. Vió a la hermosa joven acostada, apenas tapada por la sábana, con su cabellera revuelta desplegada sobre la almohada. Lo esperaba con una leve sonrisa. Se sentó a su lado, palmeándola en el hombro y le dijo:
- Duerme, que nos esperan horas movidas.
Christine le pidió que no dejara de tocarla, entornó los párpados y comenzó a respirar pausadamente. Ahmed la miraba recorriendo con sus ojos las facciones hermosas de la joven. Trataba de no moverse para no producir ruido alguno. Al cabo de unos minutos consideró que estaba dormida, retiró su mano del hombro y se incorporó. Christine abrió los ojos.
- No estoy dormida todavía – dijo con voz infantil.
Ahmed se sentó nuevamente y comenzó a acariciarla suavemente.
- Ahora creo que me dormiré - dijo Christine - pero antes…
Se sentó en la cama, la sábana cayó dejando sus pechos al descubierto, abrazó a Ahmed y le dió un apasionado beso en la boca.
- Hasta mañana - dijo y volvió a acostarse sin taparse.


Él se quedó perplejo. Retribuyó el beso y se quedó un rato más mirando sus turgentes pechos a la vista; cuando la vió dormida, se levantó y se fue al living, con la intención de tratar de dormir en el sofá. Se dió cuenta que había olvidado su pijama en el dormitorio, pero no quiso ir a buscarlo por temor a despertarla. Se quitó la camisa, el pantalón, se acostó, apagó la luz y trató de conciliar el sueño. Pasó casi una hora, durante la cual no dejó de pensar las posibles soluciones a los problemas surgidos esa noche y al final se quedó dormido.
(continuará)