viernes, 29 de junio de 2007

ROBO EXPRESS - CAP. 9 (epílogo)


Con los informes elaborados por la Policía Científica, se había producido un vuelco notable en la investigación. Ya se sabía que la moto secuestrada había sido la que había sido usada en el robo. También se tenían las impresiones digitales del ladrón, y éstas coincidían con las de una de las personas que tenían asiduo contacto con la motocicleta, y como la frutilla del postre, se habia descubierto la conexión de uno de los mecánicos con el matrimonio Giménez, clientes del Banco y presentes en el momento en ue se habia producido el robo. Y por si ésto fuera poco, el apellido del mecánico que tenía contacto con los Giménez era el mismo que el apellido de soltera de la Sra. de Giménez.
Con todos elementos, el Inspector Alvarenga solicitó a la Fiscalía, la detención del Sr. Gabriel Fuertes, en calidad de imputado y el pedido de que se tomen las impresiones digitales de los Sres. Herberto Granelli, Nicolás Kahler y Marcelo Mendiondo. A éstos últimos se les solicitaba su colaboración a fin de comparar huellas dactilares, y en caso de negarse a ello, se podía exigir la presentación de los mismos mediante la fuerza pública.
En el día se consiguieron todas las órdenes judiciales y se procedió a la detención de Fuertes. El detenido no quiso prestar declaración y solicitó la presencia de su abogado, lo cual no fue impedimento para que se le tomaran las impresiones digitales. Los demás mecánicos y el piloto no se opusieron a colaborar pasando todos por la sección Dactiloscopia y retirándose a sus domicilios. Previamente se los invitó a declarar con la mayor precisión posible, dónde se encontraban el día 12 de junio, que habia sido el día del robo, entre las 10 y las 12.
El Sr. Grancelli dijo que se encontraba en el gimnasio donde habitualmente concurre y que ese es el horario en el cual lo hace siempre, ofreciendo a personal del gimnasio como testigo de su presencia allí.
El Sr. Mendiondo dijo que permaneció en la casa de sus padres, lugar donde reside, ya que ese dia no trabajaron en el taller, porque Kahler y Fuertes irían probar la moto.
El Sr. Kahler dijo que se encontraba con su compañero de trabajo Fuertes, porque habían salido a probar la moto, coincidiendo su versión con lo dicho por Mendiondo.
Al Sr. Fuertes no se le pudo preguntar, dado que por su condición de imputado, no quiso declarar sin su abogado, asi que lo haría cuando fuera interrogado por el Juez y teniendo su defensor presente, de acuerdo con los derechos que le confiere la ley.
A las pocas horas, la Policía Científica informó que el estudio comparativo computarizado de las huellas obtenidas de las colillas de los cigarrillos y las tomadas a los imputados, arrojaron como resultado que las huellas de las colillas pertenecían al Sr. Gabriel Fuertes, por lo cual su situación legal cambió: ahora estaba detenido en condición de imputado y procesado por robo.
Al día siguiente, fue llevado ante el Juez, acompañado por su abogado para que responda al interrogatorio. El despacho del Juez era un amplio salón con dos grandes ventanas a la calle, cubiertas por cortinas de voile encuadradas por dos bandeaux de una tela pesada. El escritorio del Juez era de estilo Luis XVI, lo mismo que su sillón, y sobre el mismo se hallaba una lámpara en el mismo estilo. Algunas carpetas se encontraban sobre el escritorio. Lateralmente, a la derecha del juez, había un amplio pupitre con cuatro sillas que serían ocupadas por auxiliares del Juez, mientras a la derecha había otro pupitre, destinado a los defensores del acusado. Frente al Juez, y dos escalones más abajo del mismo, se ubicaba un sillón que sería ocupado por el acusado.
Ubicados todos los participantes en sus sitios y luego de cumplimentados los requisitos legales, comenzó el Juez con sus preguntas:
- Donde se encontraba usted el día 12 de junio entre las 10 y las 12 - preguntó el Juez en forma directa.
- Había salido con otro de los mecánicos a probar la moto – contestó Fuertes.
- Quien era el mecánico que usted cita ? - preguntó el Juez
- Nicolás Kahler – respondió Fuertes.
- Adónde fueron a probarla ?
- No fuimos a ninguna parte en especial. Anduvimos en la moto por zonas de poco tránsito, en los parques de la ciudad.
- Se encontraron con alguna persona conocida o alguien que los haya visto y que usted recuerde ? – preguntó el Juez mirando fijamente a Fuertes.
- No, no recuerdo a nadie - contestó quedamente, impresionado por la firmeza del Juez.
- Se detuvieron en alguna parte a comprar algo o a conversar con alguien ?
- No. Solamente nos dedicamos a verificar el comportamiento del motor, velocidad, frenos, etc. – dijo con la mayor naturalidad.
- Sabe usted que está prohibido realizar ese tipo de pruebas en la zona de parques ? – el Juez adoptó una voz grave para decir esto.
- En realidad, sí, pero no pensábamos desarrollar grandes velocidades – se excusó Fuertes
- Es habitual que vayan a la zona de parques a hacerlo o lo hacen en la pista, como ordena el reglamento Municipal ?
- Casi siempre vamos a la pista – aclaró
- Fuma usted, Sr. Fuertes ? - preguntó el Juez, cambiando el ángulo de su interrogatorio.
- Si - contestó Fuertes sorprendido.
- Tiene usted cigarrillos en este momento ?
- Si, claro
- Me los puede mostrar ? – pidió el Juez.
El detenido sacó un paquete de cigarrillos a medio consumir y se lo mostró, no sabiendo adónde se dirigía la pregunta del Juez.
- Son de la misma marca que estas colillas ? – inquirió mostrando una bolsita transparente con varias colillas.
- Si – contestó Fuertes extrañado.
- Estas colillas fueron recogidas de la puerta del Banco robado el día del robo, minutos después de producido el mismo y en ellas se han tomado las impresiones digitales correspondiéndose con las suyas.- dijo con voz enérgica el Juez y preguntó mirando fijamente a los ojos a Fuertes y levantando el tono de voz - Estuvo usted fumando delante del Banco ese día ?
El abogado de Fuertes no podía articular palabra alguna en defensa de su acusado, ya que el Juez llevaba el interrogatorio con tal habilidad que nunca incurría en errores o preguntas capciosas que pudieran ser objetadas.
- No… yo estuve con la moto – contestó dubitativamente.
- En su prueba de la moto pasó o estuvo detenido frente al Banco robado ? – el Juez se tornaba cada vez mas punzante con sus preguntas.
- No recuerdo – optó por decir el imputado con voz queda.
El Juez se levantó de su sillón y comenzó a caminar por el salón, mirando por una de las ventanas. Se produjeron unos segundos de silencio, que al imputado le parecieron siglos, hasta que le espetó la siguiente pregunta:
- Guarda usted alguna relación de parentesco con el Sr. Juan Carlos Giménez ? -
- No, para nada. – trató de engañar Fuertes.
- Y con la Sra. Maria Fuertes de Giménez ? – la pregunta del Juez tenía un cierto tono iróico.
- Si - dijo en voz baja el mecánico - es mi tía.
- Explíqueme por favor, como es el parentesco ? – ordenó el Juez
- Yo soy hijo de un hermano de ella. Mi padre falleció cuando yo tenía 3 años, era muy chico y ella se hizo cargo de mí, mejor dicho ellos, ella y su marido.
- Me imagino que usted la querrá mucho si ella lo ha criado.
- Si, muchísimo. Además fui el niñito de la casa, porque mis primos eran 15 años mayores que yo. – reconoció con los ojos húmedos.
- Así que tiene parentesco y además una relación de amor y confianza bien profunda.
- Si.
- En los hechos hay muchas casualidades, Sr. Fuertes…- comenzó a hablar el Juez, mientras volvía a sentarse en su sillón y lo miraba fijamente: Su tía se encontraba en el Banco retirando dinero el dia del robo; cigarrillos fumados por usted aparecen misteriosamente en la puerta del Banco robado; el ladrón huyó en una poderosa y veloz moto manejada por otro hombre que lo esperaba… y que era un experto conductor de motos... Kahler tal vez..???... y en su furibunda acelerada inicial deja una clara huella sobre el pavimento. Esa huella fue estudiada y se identifica como la de la cubierta de la moto que usted prepara,… y justamente ese dia y a esa hora usted y el otro mecánico andaban en la moto… probándola… Creo que voy a tener una interesante conversación con el otro mecánico …Kahler o tal vez tendremos que hacer un careo con usted presente. El nos dirá por donde anduvieron con la moto… qué me puede decir a todo esto ?
El abogado defensor se dió cuenta que su cliente era indefendible y reservó sus ideas para tratar de conseguir atenuación de la pena cuando llegue el dia del juicio.
Fuertes habia permanecido callado todo el tiempo, escuchando los razonamientos del Juez y hundiéndose cada vez más en su silla. Se daba cuenta que las cosas estaban muy en contra suyo. En un momento se tomó la cabeza entre las manos, como si le fuera a estallar y como no queriendo escuchar más. Estaba quebrado.
- No siga Sr. Juez…. No puedo más…!!!
- Por qué no puede más ??... qué oculta ???....... Diga toda la verdad y eso será considerado cuando sea juzgado, aunque se dará cuenta que ya las pruebas son bastante elocuentes.
- Si…. Yo fui el que robó el dinero – dijo estallando en llanto - pero todo fue idea de Giménez y mi tía.
El Juez se dió cuenta que era el momento de apretar más y dijo:
- No tiene nada que ocultar, Fuertes. La policía prácticamente ya investigó todo – y adoptando un tono persuasivo le recomendó – Más vale que colabore y nos cuente todo como fue.
A Fuertes solo le faltaba una pizca de decisión que le surgió con las experimentadas palabras del juez.
- Ellos me convencieron que podía tomar un sobre con el dinero y escapar en la moto, que me esperaría ya en marcha, que nadie nos podría alcanzar y nadie nos iba a identificar.
- Sus tíos le dijeron cómo realizar la operación en el momento en que ellos esperaban el dinero ? – insistió el Juez con su pregunta.
Si. – afirmó el acusado algo más sereno luego de su confesión y amplió la explicación - Todo iba a ser una operación sorpresiva e íbamos a obtener mucho dinero fácilmente y sin riesgos. Habían estudiado todos los pasos a seguir, e incluso yo estuve presente en el hall del Banco, cuando realizaron la primera extracción de dinero de la cuenta. Cuando la empleada pasó delante de mí con el dinero, hasta me ví tentado de arrebatárselo. Era tan fácil…!!!
- Es evidente que pòr parte del personal del Banco había cierto descuido – aceptó el Juez, añadiendo – además ustedes pensaban que escapar sería un juego de niños.
- Era de imaginarse que sí…. Con semejante moto y con la experiencia para conducirla…
- Quien la manejaba… Kahler ?? – preguntó sorpresivamente el Juez.
- Si – reconoció el mecánico entre sollozos.
- Bien…- dijo el Juez dándole una palmada en el hombro -. Por ahora damos por finalizada la primera parte del interrogatorio. Si más adelante quiere agregar algo, no tiene mas que solicitarlo.
El Juez se incorporó dando por finalizada la sesion y ordenó al policía que retirara al Sr. Fuertes. Inmediatamente redactó una orden de allanamiento de la casa del matrimonio Giménez y la detención de los mismos imputados de complicidad en el robo y dio las órdenes a la policia para su ejecución.
Realizado el allanamiento, se encontró en el dormitorio del matrimonio, un ropero con un cajón de doble fondo, dentro del cual se encontraban los ciento cincuenta mil dólares intactos.


F I N

domingo, 24 de junio de 2007

ROBO EXPRESS - CAP. 8


El Jefe de la Policía Científica tomó la palabra, disponiéndose a dar una larga y meticulosa explicación:
- En principio les puedo anticipar que la moto ha sido repintada en forma bastante acelerada de color gris metalizado. Se nota por ciertas desprolijidades en puntos no demasiado visibles. Anteriormente era de color negra, lo cual tengo entendido que coincide con la moto buscada, pero además se hizo un cuidadoso examen de las huellas o marcas dejadas por la cubierta trasera, buscando similitudes con la huella dejada en el pavimento cuando se produjo la acelerada de escape y con una carga similar. Ustedes saben que además de la impronta del dibujo uniforme de cubiertas de la misma marca, hay siempre alguna irregularidad, como alguna sutil fractura, interrupcion o intersección en el dibujo. La huella de una patinada o derrape se puede ver examinando la evidencia en un ángulo plano con buena fuente de luz. Se hizo todo este trabajo y se examinó con cámaras estereoscópicas computarizadas y les puedo asegurar que todas ellas son coincidentes, asi que sumados los dos elementos podemos asegurar que ésta es la moto utilizada en el robo.
- Excelente trabajo !! – exclamó Alvarenga entusiasmado.
- Muchas gracias – agradeció el Jefe de la Policía Científica – pero tenemos algún otro dato que les puede interesar más aún.
- A ver…. Qué otra sorpresita nos tiene preparada ? – preguntó sonriente y satisfecho Lucarini.
- Hemos logrado tomar huellas dactilares de diversos lugares de la moto y se aprecian impresiones de no menos de cuatro tipos diferentes.
- Lógicamente … serán de los mecánicos y del piloto. Era de imaginarse que eso no nos podría brindar evidencia - dijo Alvarenga algo decepcionado..
- No tan así – dijo el Jefe con un dejo de orgullo - esas simples impresiones digitales les van a dar un hermoso regalo.
- Qué regalo ?? – preguntaron al unísono Alvarenga y Lucarini.


- Nada más y nada menos que al ladrón – contesto algo enigmático el Jefe – porque un tipo de huellas dactilares que se repiten en la moto, son las mismas que las que conseguimos obtener de las colillas de cigarrillos recogidas en la puerta del Banco.
- Bueníssssimo !!! - exclamó Alvarenga levantando los brazos en señal de triunfo – tenemos al ladrón.
- Y hay más – dijo el Jefe – Hemos logrado obtener de las mismas colillas material para realizar el ADN de la persona que los fumó.
- Eso ya estriba en lo sensacional – dijo eufórico Lucarini
- Es una técnica muy nueva – comentó el Jefe, explicando - La saliva está constituída por agua y sales minerales, pero transporta restos epiteliales (células de piel) y leucocitos que son portadores de cadenas de ADN. La localización de manchas de saliva se realiza en la boquilla o el filtro de los cigarrillos.
- Esa sería la evidencia más contundente – dijo Alvarenga.
- Verdad… - dijo el Jefe – pero para tener el ADN será necesario esperar no menos de diez días.
- De acuerdo - dijo Alvarenga - pero con los indicios y evidencias que ya tenemos, podemos solicitar el arresto del o de los presuntos imputados. Tomadas las huellas dactilares, tendremos al presunto ladrón y luego, por orden del juez obligarlo a realizar el estudio de ADN, lo cual será absolutamente concluyente e irrevocable.
- Verdad – repitió el Jefe.
Luego de saludarse efusivamente, salieronde Criminalística con una amplia sonrisa. Subieron al auto en el momento en que sonaba el teléfono celular de Lucarini.
- Hola – atendió el detective
- Habla el detective Gambina – se oyó del otro lado de la línea – tengo novedades respecto al Sr Fuertes que me mandó vigilar.
- Si….diga – dijo Lucarini.
- El Sr. Fuertes se ha dirigido a una casa particular y ha ingresado en la misma – informó Gambina – cuando llegué tras él, en inmediaciones de la casa, me encontré con mi compañero Vincent. Le pregunté qué hacía allí, y me contestó que vigilaba la casa del Sr. Giménez, justamente la casa donde Fuertes había entrado.
- Buen trabajo, Gambina – muy importante su informe. Sigan vigilando y cualquier novedad me la comunican. Bye…
Cuando le comentó la noticia al Inspector Alvarenga, éste no cabía en sí de gozo. Su teoría se venía cumpliendo paso a paso.
- Con estos datos, estamos cada vez mas cerca – comentó Lucarini - Ahora lo que resta es detener a Gabriel Fuertes, seguramente el ladrón y probar la complicidad del matrimonio Giménez.
- Así es – dijo satisfecho Alvarenga – Nos faltaría quien condujo la moto en el escape con el dinero, pero casi casi te podría decir que también lo tengo…
(continuará)


lunes, 18 de junio de 2007

ROBO EXPRESS - CAP. 7

Al dia siguiente, puntualmente se encontraron para realizar los trámites previstos. Llevaron todo a la Fiscalía y horas después tenían la autorización judicial para secuestrar la motocicleta y hacer las pruebas en Criminalística. Ya habían conseguido el domicilio del piloto de la máquina, Herberto Grancelli y hacia allí se dirigieron en el automóvil policial, seguidos de una camioneta para cargar la motocicleta.
Eran las 10,15 de la mañana cuando llegaron a la casa de Grancelli, un lindo chalet de dos plantas con doble garage y un parque de mediano tamaño. El mismo Grancelli los atendió, los hizo pasar y le impusieron del motivo de la visita.
- No habrá nigún inconveniente - dijo Grancelli con una sonrisa y cara de tranquilidad.
- La motocicleta está aquí en su casa ? – preguntó el Inspector Alvarenga.
- No - contestó el piloto - nunca la tengo yo. Siempre la llevan directamente al taller.
- Nos puede acompañar hasta allí ? – preguntó Alvarenga.
- Por supuesto – aceptó Grancelli – Voy a telefonearles a los mecánicos asi la tienen preparada y no les hacemos perder tiempo.
- Le agradecería que no avise nada - pidió Alvarenga – Discúlpenos, pero de acuerdo a las normativas policiales, preferimos no avisar previamente.
- Como quieran. No hay problema. - dijo Grancelli - vamos marchando.
Grancelli fue con ellos en el móvil policial para indicarles el camino, mientras eran seguidos por la camioneta. El taller quedaba bastante alejado del domicilio del piloto. Luego de mas de 45 minutos de marcha, llegaron a una zona con calles de tierra, donde se veían muchos talleres mecánicos de diversa índole. Uno de ellos, prolijamente pintado en color gris y con un gran portón color azul parcialmente abierto. Grancelli les dijo que detuvieran el automóvil allí y juntos entraron en el taller. Allí estaban trabajando en la moto dos de los mecánicos, Nicolás Kahler, de unos 35 años y Marcelo Mendiondo, mucho más joven, de unos 20 años. quienes fueron nuevamente presentados a los policías. Los detectives se dieron cuenta que con su aspecto tan deportivo e informal que habian lucido en la pista, no fueron reconocidos. Estaban trabajando justamente en la moto gris metalizada. Habían retirado la rueda trasera y estaban por desarmar una parte del motor.
El mismo Grancelli les comunicó el motivo de la visita del Inspector Alvarenga y el Detective Lucarini, lo cual ocasionó extrañeza a los mecánicos.
- Habría alguna posibilidad de postergar esto por una semana? - preguntó Kahler - porque tenemos que hacer urgentes reparaciones para que la moto esté lista para competir el domingo próximo.
- Lamentablemente no - denegó Alvarenga - esto es una orden judicial y es de suma importancia para nosotros.
- No es suficiente con que la miren acá ? - insistió Kahler.
- Mira…Nicolás… - intercedió Grancelli - no podemos obstaculizar la labor de la policía. Incluso si no se puede, no correremos el domingo próximo.
- Estás loco ? - exclamó Kahler - hay muchos intereses en juego. Yo presentaría un recurso de amparo para evitar que se lleven la moto.
- Debo explicarle que esto es una orden judicial – aclaró Lucarini – no cabe aquí ningún recurso de amparo.
- Eso lo tendría que consultar con un abogado - insistió mordaz el mecánico - Con toda seguridad tardarán toda la semana en devolvernos la moto, para hacer las boludeces que siempre hace la policía.
- Basta…!!! - ordenó Grancelli - no te tornes insolente.
- Haga caso de lo que le dicen - aconsejó el Inspector - hago de cuenta que no he escuchado sus palabras, porque no quiero procesarlo por desacato.
El mecánico se retiró unos metros, nervioso y refunfuñando por lo bajo. El otro mecánico, Mendiondo, el más jovencito, no había articulado palabra y miraba todo con grandes ojos de sorpresa.
- Bueno… armen lo que han desarmado, coloquen la rueda trasera y entreguen la moto a los señores - ordenó Grancelli - Yo me encargaré de hablar con la gente de la Federación y con los sponsors.
- De acuerdo – fue lo único que dijo Mendiondo y se dispuso a trabajar.
Kahler se había retirado a los fondos del taller, y de allí salió por una puerta, no volviendo a aparecer en escena, ni siquiera para colaborar en el armado de la moto.
Mientras Mendiondo preparaba la moto, Grancelli llevó a los policias a un privado, donde les convidó con café y les pidió disculpas por la conducta de Kahler.
- No se preocupe - dijo Alvarenga - estamos acostumbrados a estas cosas.
- Si. - asintió Lucarini - no se pueden tomar sus palabras al pie de la letra… hay que considerar su estado nervioso, etc.
- Dígame, Grancelli: Nicolás siempre es así, nervioso y explosivo ? – preguntó Alvarenga.
- No. Me extrañó su reacción - contestó Grancelli - No es un jovencito y debe entender que con histerias no se soluciona nada. Además, no es para tener temores. Estoy seguro que las pericias serán negativas, porque esa moto solo se usa para correr en pista.
- Usted tiene contacto diario con la máquina ? – preguntó Lucarini.
- No. Solamente nos encontramos en la pista para prácticas los jueves o viernes, antes de cada carrera y excepcionalmente paso por el taller. Mi función es conducirla. Realmente los mecánicos me dan la máquina servida… es de ellos el mayor mérito - contestó Grancelli y continuó - Por otra parte debo realizar otras actividades, mucha gimnasia... porque el estado físico es fundamental, entrevistas periodísticas, publicidad...en fin... detras de esto hay todo un mundo.
- Sí, realmente las contorsiones y el dominio físico que muestran cuando están en carrera, especialmente en las curvas es terrorífico - acotó Lucarini.
- Es cuestión de práctica…- minimizó Grancelli – Yo tengo 28 años y desde los 10 años que ando arriba de una moto. Mi padre ya era aficionado al motociclismo. Lo llevo en los genes.
- Otra pregunta Sr. Grancelli - interrumpió Alvarenga – En su equipo hay algún otro mecánico que atienda la moto ?.
- Si - contestó el piloto – también trabaja con nosotros un muchacho de apellido Fuertes, Gabriel Fuertes…. Pero justamente hoy no vino a trabajar.
- Los mecánicos deben concurrir al trabajo todos los días ? – preguntó Alvarenga.
- Sí, por supuesto. Como en cualquier trabajo – explicó Grancelli – aunque últimamente Fuertes ha estado faltando. Según contó andaba con ciertos problemas familiares que no conozco a fondo.
En ese momento entró Mendiondo diciendo que la máquina estaba lista. Alvarenga llamó a los dos policías que esperaban en la camioneta en la puerta del taller y cargaron la hermosa moto gris metalizada.
Los policías saludaron a Grancelli y a Mendiondo. Miraron por todas partes, pero Kahler se había esfumado.
En marcha hacia la Central de Policía, Alvarenga rebosaba de alegría.
- Hemos sacado algunas conclusiones, además de traernos la moto, no ? – le dijo a su compañero.
- Ya lo creo - asintió Lucarini – Me llamó la atención la conducta tan rara de Kahler.
- Por cierto – dijo Alvarenga – contrastando con la conducta colaboracionista de Grancelli, todo un caballero y Mendiondo.
La motocicleta fue llevada directamente a Criminalística, donde la Policía Científica haría los estudios correspondientes para detectar similitudes entre eses rodado y el que fue utilizado en el robo. El Inspector Alvarenga pidió expresamente que se tomaran las huellas que producian los neumáticos con un peso similar al calculado para el ladrón y el conductor de la moto para comparar con las que se habían obtenido en el lugar del hecho, que se tomaron huellas dactilares existentes en la moto, para comparar con las obtenidas en las colillas de cigarrillos y que se investigara la pintura de la motocicleta, si fue realizada antes o después del robo y si siempre había permanecido del color gris metalizado que presentaba en la actualidad.
Se estimaba que todos los estudios estarían terminados en 48 horas, por lo que no había mas remedio que esperar. El detective Lucarini ordenó a dos de sus hombres, el detective Gambina y el detective Vincent, que vigilaran los movimientos de Gabriel Fuertes y del matrimonio Giménez.
Dos días después, el Inspector Alvarenga fue citado de Criminalística, porque ya tenían terminados los estudios solicitados. El Inspector invitó al detective Lucarini a ir personalmente para recabar la información. Fueron recibidos por el Jefe de la Policía Científica, quien los invitó a su despacho.
- Bien… - dijo el Jefe a modo de introducción – ya tenemos evidencias bastante interesantes.
- OK. – aceptó ansioso Alvarenga – somos todo oídos.
(continuará)

jueves, 14 de junio de 2007

ROBO EXPRESS -CAP. 6


Llegaron al Departamento Central de Policía, donde solo una guardia funcionaba dado que era domingo y casi de noche. Ingresaron rápidamente acuciados por la ansiedad y se dirigieron al despacho del Inspector.
Una vez conectada la computadora, procedieron a bajar las fotografías tomadas en la pista de motocicletas.
Prolijamente miraron una a una todas las tomas hasta que el Inspector Alvarenga se detuvo en las que se habían tomado en el box de Suzuki.
- Fíjate que hermosa esta motocicleta gris metalizada – dijo Alvarenga.
- Verdaderamente… son joyas… - asintió Lucarini.
- No ves nada de extraño en alguna de ellas ? – preguntó el Inspector.
- No… - dijo Lucarini.
- Fíjate la primera – mostró el Inspector – está impecable…demasiado impecable en pintura, no ?.
- Si - aceptó el detective - pero si piensas que es la moto del robo, recuerda que fue descripta por los testigos como de color negra.
- Es verdad, pero … recuerda cuando el Presidente de la Federación hizo el comentario que se lo pasaban pintando motos por los golpes que sufren en carrera y entrenamientos. Pintar una moto es un juego de niños para ellos… - dijo Alvarenga.
- Piensas que ha sido pintada luego de cometer el robo ? – preguntó Lucarini.
- Pienso que fue pintada de color negro para cometer el robo y luego vuelta a pintar de color gris metalizado para volver a los trabajos en la pista – aseguró Alvarenga.
- Hummm…!!! No sería improbable – aceptó Lucarini.
- Apostaría cualquier cosa que sí… - dijo el Inspector y agregó – Por favor, tráeme todo el legajo del robo… quiero consultar unos datos.
El Detective se dirigió hasta el archivo y al rato volvió con un voluminoso dossier.
- Acá tienes todos los antecedentes y todo lo actuado, incluyendo los interrogatorios – dijo, dejando sobre el escritorio el legajo.
- Ahora vamos a analizar bien todo lo referente al matrimonio español – pensó en voz alta el Inspector.
- Qué dices ??? – preguntó extrañado Lucarini - Qué relación tienen con las motos los pobres “gallegos” (1), si ellos fueron los perjudicados con el robo.
- Te parece ? – preguntó irónicamente el Inspector – No habrán tenido participación como cómplices del robo ?.
- No….!!!! Gente tan simple y tan ingenua… imposible – aseguró Lucarini.
El Inspector Alvarenga seguía hojeando el expediente con una sonrisa en sus labios y un brillo especial en su mirada, hasta que de pronto exclamó:
- Acá está…!!!! Fíjate… como es el nombre de la esposa del Sr. Giménez ?. Nada más y nada menos que Maria Fuertes de Giménez. – dijo el Inspector con aire triunfal.
- Y eso que tiene que ver ? – preguntó Lucarini que estaba entre las nubes.
- Pero…hombre !!. Fíjate en esta fotografia que le tomé a la motocicleta Suzuki, la primera que vimos de las dos, con su piloto Grancelli y atendido por sus mecánicos Kahler, Fuertes y Mendiondo.
- Holalá….- exclamó Lucarini cayendo en cuenta - Uno de los mecánicos tiene el mismo apellido que la Sra. De Giménez !!!.
- Así es…! - asintió satisfecho Alvarenga y añadió – ahora vamos a ver la fotografia ampliada de la Sra. de Giménez y del mecánico de apellido Fuertes…
Lucarini, que era un experto en el uso de la tecnología reprodujo ambas fotografias ampliadas e incluso las proyectó sobre un telón.
- Mierda…!!! - exclamó - soy un animal para ver similitudes, pero podría decir que tienen rasgos bastante parecidos.
- No estás equivocado – aprobó Alvarenga – Aunque no nos podemos guiar por parecidos, como si fuera una reunión de tías viejas, esta presunción no es desechable para nada. La Sra. de Giménez tiene 62 años, al ladrón los testigos le asignaban alrededor de 30 años. Puede ser un sobrino… o un hijo de soltera, con su apellido.
- Eso se podrá determinar, pero hay otras coincidencias – dijo Lucarini, a quien súbitamente se le habían aclarado las ideas - Sumemos el mismo apellido y parentesco, y una moto que puede ser la utilizada en el robo, con la misma marca de cubiertas.
- Ya son varios elementos – dijo Alvarenga.
- Y como sería la novela completa para ti ? – inquirió Lucarini.
- Mas simple de lo pensado: El matrimonio Giménez realiza el depósito de sus dólares en el Banco, conociendo la metodología que se usaba para el retiro de sumas importantes… La espera en el primer piso; la cajera que se traslada hasta ese lugar usando la escalera que está cerca de la puerta de acceso… Es más… realizan una primera extracción con el objetivo de verificar todo el funcionamiento y probablemente el cómplice, que iba a ser el encargado de quitarle el sobre con el dinero a la cajera, haya estado mirando y estudiando los desplazamientos de la empleada y del personal de vigilancia.
- Y entonces deciden hacer la segunda extracción, la de mayor cantidad, pero esta vez ejecutando el plan… - completó Lucarini.
- Para eso contaban con un experto motociclista y una motocicleta de primera para huir sin problemas - agregó Alvarenga – Ahí lo tienes todo completo !!
- Es más… - añadió Lucarini – el dinero es robado antes que llegue a manos de los Giménez, de tal forma que el damnificado es el Banco y no el cliente.
- Exacto…!!! No serían tan ingenuos los “gallegos”.
- La novela está completa, pero tenemos que conseguir las pruebas, porque no podemos acusar a nadie con historias – dijo Lucarini
- Bien… Debemos conseguir mañana mismo a primera hora una orden del juez, para secuestrar la moto y realizar las pruebas de huellas de sus neumáticos.
- Podríamos también pedir la detención del mecánico Fuertes – amplió Lucarini.
- Me encantaría… - dijo Alvarenga – pero no podemos. Para pedir eso al juez, deberíamos tener semiplena prueba del delito y solo tenemos presunciones.
- Es verdad - dijo Lucarini - pero al mismo tiempo de secuestrar la motocicleta, debemos ejercer una vigilancia sobre el sujeto, porque el pájaro puede querer volar.
- Eso haremos – aceptó Alvarenga – Mañana a primera hora presentaremos en la justicia el pedido de secuestro de la motocicleta.
Ambos detectives se retiraron del Departamento de Policía rumbo a sus domicilios a eso de las diez de la noche. Quedaron en encontrarse al dia siguiente a las seis de la mañana, para preparar el pedido al juez. Si tenían suerte, en el mismo día se incautaría la motocicleta y se le harían las pruebas de las huellas de neumáticos y otra cosa que podría ser decisiva: huellas de pintura negra bajo la gris metalizada.
(1) En Argentina, país con abundantes ciudadanos españoles, es común referirse a todos los españoles diciéndoles “gallegos”, sin importar de la región que provengan. Probablemente sea porque los primeros inmigrantes fueron de Galicia y luego todos fueron llamados “gallegos”, aunque no lo sean.
(continuará)

miércoles, 6 de junio de 2007

ROBO EXPRESS - CAP. 5

Mis queridos amigos blogueros: Con enorme alegría he regresado al blog. Y digo con enorme alegria, porque al margen de haber tenido problemas técnicos que rápidamente se arreglaron, un episodio familiar grato que prolongó mi ausencia, el motivo fundamental de mi silencio se debió a que estuve enfermo, nunca con riesgo de muerte, pero sí como para sentirme bastante mal, durante la misma y durante mi recuperación, la cual me costó un poco.
Les agradezco a todos los que me han visitado en el blog, me extrañaban y deseaban mi regreso y a aquéllos que se arrimaron al msn para ver si me encontraban...y me encontraron. Les aseguro que todos me ayudaron mucho. Pero todo esto ya es pasado... ya estoy listo... y largo el quinto capítulo.





No fue demasiado difícil encontrar algunas compras de cubiertas Michelin - Pilot Road realizadas por clientes en los últimos tres meses. En las casas de comercio que vendían esas cubiertas proveyeron a los investigadores las listas de clientes que las habían adquirido.
- Ya estamos encaminados - dijo el Inspector Alvarenga - Nos han provisto una buena serie de compradores.
- Y supongo que entre ellos estará la persona que se apoderó del dinero - agregó el detective Lucarini.
- Me conformo en primera instancia con encontrar la moto… - confió el Inspector – por eso ya estamos trabajando en localizar los tenedores de esas cubiertas. Hay que tener en cuenta que no necesariamente el dueño de la moto es el ladrón. La moto pudo haber sido robada, prestada, o usada por un amigo del dueño.
En los dias siguientes ya tenían seis motocicletas que usaban las cubiertas indicadas, pero ninguna de ellas coincidía con la descripción de color que habían realizado los testigos presenciales del robo. Todas las motocicletas encontradas eran de colores vivos, ninguna de ellas negra. Dos de los propietarios se dedicaban a correr en pista y dijeron que en las pruebas que habitualmente se hacían, era común usar ese tipo de rodado.
- Lucarini – dijo el Inspector Alvarenga – qué te parece si pasado mañana, domingo, vamos a la pisat de motos para ver unas carreras…? – preguntó con picardía el Inspector.
- Hummmm… no tengo mucha afición por las motos, pero…. Que se está trayendo entre manos ?.
- Tengo una cierta amistad con el Presidente de la Federación de Motociclismo, así que podría conseguir un par de pases libres para presenciar las carreras desde ubicación preferencial y tener acceso a la zona de boxes… - dijo Alvarenga, con un cierto aire de suspenso.
- Ah…!!!! – comprendió Lucarini – y quieres ver todo el ambiente de los motociclistas en su propia salsa…. Es una magnífica idea.
- Iremos de incógnita, porque los propietarios de motos han tenido contacto con otros policías, asi que a nosotros no nos conocen – dijo el Inspector.
- Perfecto !! – asintió el detective – vamos con vestimenta ultra informal, para pasar inadvertidos y poder observar bien todo.
- De acuerdo – asintió Alvarenga – te pasaré a buscar por tu casa a las 11 de la mañana.
El resto del viernes pasó sin pena ni gloria. No hubo ninguna novedad en relación con el robo. Ni siquiera datos de laboratorio que puedan hacer pensar en alguien como sospechoso. Habían detectado huellas digitales, pero no se correspondían con nadie que estuviera fichado por la Policía. Se obtendría un ADN, pero, si no había algún sospechoso, no habría posibilidad de compararlo con ninguno.
El domingo, tal lo programado, el Inspector Alvarenga vestido con jeans y una remera pasó a buscar por su casa al detective Lucarini, quien vestía una bermuda azul con una remera al tono y un gorrito con visera. Alvarenga había conseguido dos invitaciones del Presidente de la Federación de Motociclismo, quien en persona los iba a esperar en el estadio y los iba a acompañar por todas las dependencias. El Inspector le había confiado que iban en cumplimiento de una misión investigativa, así que no debía identificarlos como personal policial.
Ni bien traspusieron la entrada mostrando sus invitaciones, fueron conducidos a las oficinas de la Federación, donde el Presidente los esperaba. Luego de los saludos y presentaciones de práctica, se dispusieron a hacer un recorrido por la zona de boxes.
Cada equipo tenía su sector, prolijamente ordenado con todo tipo de herramientas, repuestos y accesorios para las motos. El piloto vestía su equipo antiflama con su nombre a la vista. Los mecánicos su uniforme de color acorde con la marca que representaban y el nombre de cada uno en el bolsillo superior derecho.
El presidente los iba presentando: el campeón de la temporada anterior Sr. Rastellini y su equipo de mecánicos Sres. Pereira, Morillas y Bonardo. Estos se encontraban trabajando febrilmente en una hermosa moto marca Honda color rojo impecablemente pintada. Disimuladamente el Inspector Alvarenga miró la marca de neumáticos, que eran Dunlop…
Siguiendo por los boxes, conocieron al piloto Fusaro, que marchaba primero en esta temporada, con una motocicleta de la misma marca, color verde y sus mecánicos Sres.
Martínez, Giussani y Kissling. Nuevamente el Inspector miró la marca de neumáticos y
Leyó atentamente Michelin – Pilot Road. Pidió permiso al piloto y con su cámara, tomó una foto de la máquina, el piloto y los mecánicos.
- Vamos al box de las Yamaha – invitó el Presidente de la Federación.
- Vamos – asintieron Lucarini y Alvarenga.
En el box de Yamaha no había tanta prolijidad como en el anterior, pero igualmente el piloto Sr. Gotlinger, con sus mecánicos Torrico, Hernandez y Lustig tenían su uniforme color verde y una motocicleta recien pintada verde agua. Otra unidad tambien en el mismo color, piloteada por Rinaldi, en la cual trabajaban en los ultimos ajustes los mecánicos Tramezzani, Olarte y Miguens. En ambas motos las cubiertas eran Michelin Pilot Road y por supuesto, el Inspector sacó fotografias de ambas.
Luego pasaron al box de Suzuki, donde había dos motos. Una de ellas era piloteada por Grancelli y atendido por sus mecánicos Kahler, Fuertes y Mendiondo, hermosa unidad pintada de gris metalizada y otra piloteada por Pintos, y atendida por los mecánicos Logan, Jerez y Bossatto. La primera de ellas calzaba neumáticos Michelin Pilot Road y la otra Dunlop.
- Qué hermoso trabajo !! – halagaba Alvarenga, mientras sacaba fotografías – Y todas están impecables.
- Imagínese…- acotó el Presidente - prácticamente para cada carrera son pintadas, ya que por una parte hay muchos roces, abolladuras de chapas, etc., y además se cuida mucho la buena presentación.
- Ya lo veo – asintió Lucarini señalando la gris metalizada – ésta moto parece recien pintadita…!!!
- Estuvimos trabajando hasta la noche – comentó el mecanico Kahler.
- Muy bien …!!! – dijo Alvarenga – Los felicito !!.
Luego de seguir por todos los boxes se dispusieron en el palco oficial a ver la carrera, que siguieron con interés hasta su finalización. Se despidieron de su anfitrión, asegurándole haber pasado una tarde muy agradable y emprendieron el regreso.
- Que tal ? – preguntó Lucarini – has sacado alguna conclusión ?
- Humm…!!!! Tal vez….!!! – contestó enigmáticamente Alvarenga.
- En dónde ? – preguntó nuevamente Lucarini que estaba asombrado.
- No puedo asegurar nada – contestó Alvarenga – pero… ya mismo vamos a la oficina. Quiero ver bien las fotos que saqué, porque presiento que llevo un material valiosísimo.
- Identificaste a la moto del robo ? – inquirió el detective.
- Quizás …y no solo la moto… tal vez tenga la foto del ladrón – dijo Alvarenga.
(Continuará)