lunes, 9 de abril de 2007

ROBO EXPRESS - CAP. 2


Luego de una semana, apareció nuevamente el Sr. Giménez por el Banco. Por supuesto pidió hablar directamente con el Gerente. El empleado lo anunció en el primer piso, como la primera vez y en minutos estuvo sentado en el despacho.
- Señor Gerente – comenzó el Sr. Giménez – tengo que retirar diez mil dólares de la cuenta.
- No hay problema – contestó el Gerente.
- Debo hacer la extracción por la Caja ? - preguntó el Sr. Giménez
- De ninguna manera - dijo el Gerente - llamo al empleado de contaduría para que le haga la boleta y la Tesorera le traiga el dinero aquí.
- Ah… ! … me parece mejor – dijo contento el Sr. Giménez – usted sabe que con tanto ladrón que anda al acecho… lo mejor es que nadie vea cuando cobro.
- Por supuesto - dijo el Gerente que ya había comprendido que tenía que seguirle la corriente a su cliente. Mientras tanto había llamado a Contaduria y le trajeron la boleta de extracción.
- Va a tener que aguardar unos minutos - aclaró el Gerente - porque dentro de las medidas de seguridad que tenemos, la Caja trabaja con poco dinero y debemos abrir el Tesoro, que cuenta con un sistema retardado por el cual se deben esperar unos diez minutos hasta que se abre.
- Qué interesante…!!! - dijo el Sr. Giménez, tan cuidadoso de la seguridad.
Mientras esperaban, el Gerente entabló conversación con el Sr. Giménez. Y tanto como para decir algo preguntó:
- El dinero de su herencia se lo trajeron a través de la Embajada de España ?
- No. Me ofreceron hacerlo, - dijo el Sr. Giménez - pero no tuve confianza. Preferí viajar a España y me lo traje personalmente - añadiendo - Y cuando tenga que cobrar nuevamente, haré lo mismo.
- Mire que corriendo por cuenta de la Embajada lo hacen con una transferencia, no es que lo manden en una valija - le aconsejó el Gerente.
- Y si no llega la transferencia…? - desconfió el Sr,. Giménez - vaya usted a pesquisar dónde se trabó la operación… Más vale pájaro en mano…dice el refrán.
- Y …sí … - no tuvo más remedio que aceptar el Gerente – La extracción la realiza para hcer alguna operación comercial ? – se atrevió a preguntar.
- Si. Hemos adquirido una propiedad - confesó el Sr. Giménez - por lo cual necesito ese dinero para señarla. Cuando la escriture, dentro de unos veinte días, necesitaré hacer una extracción mayor.
- Cuando usted lo disponga - dijo el Gerente servicial - para agilizar la cuestión, me puede llamar por teléfono un par de días antes.
- Por qué ? – preguntó el Sr. Gimenez con cara de desconfiado - es que no tienen el dinero ?
- No - dijo el Gerente tragando saliva - simplemente es para que no espere tanto.
Mientras el cliente y el Gerente conversaban en la Gerencia, la Tesorera activó el sistema de apertura del Tesoro, pasaron los minutos correspondientes, tomó los diez mil dólares, los contó en la Caja, los puso en un sobre de papel madera y cruzando la contaduría se dirigió hacia la escalera que conducía al primer piso.
Cuando entró en la Gerencia, el Sr. Giménez la saludó efusivamente, contento de reconocerla. La Tesorera recontó el dinero delante del Sr. Giménez, quien lo recibió. Miró los billetes uno a uno y los colocó en una especie de faja que llevaba en la cintura bajo la camisa.
El matrimonio Giménez se despidió del Gerente y la Tesorera y se retiraron del Banco.
- Son terribles - le comentó el Gerente a la Tesorera - desconfían de todo.
- Habrán tenido alguna mala experiencia previa - dijo la Tesorera.
- No. - contestó el Gerente - creo que es la primera vez que se han encontrado con dinero y han leído muchas novelas policiales de robos y cosas asi.
Justamente a los veinte días, el Sr. Giménez llamó por teléfono al Banco pidiendo comunicarse con el Gerente.
- Necesito retirar ciento cincuenta mil dólares – dijo el Sr. Giménez.
- No hay problema - contestó el Gerente - cuando hará la extracción ?
- Mañana mismo - se apresuró en decir el Sr. Giménez – aproximadamente a las once de la mañana estaremos por el Banco.
- De acuerdo – aceptó el Gerente - los esperamos.
Efectivamente a las once en punto, el Sr. Giménez y su esposa llegaron al Banco y se
repitieron los pasos de la visita anterior, subiendo al despacho del Gerente para recibir el dinero allí.
- Me imagino que ya tienen que escriturar - comentó el gerente.
- Así es. Dentro de un par de horas nos esperan en la escribanía - dijo el Sr. Giménez – debemos pagar el saldo de la propiedad, los ciento cincuenta mil dólares y ya tomaremos posesión.
- Qué bien !! – exclamó el Gerente – los felicito.
- Muchas gracias – contestó el señor – imagínese que esta nueva casa es algo largamente añorado.
Mentras tanto, el empleado de contaduría trajo la boleta de extracción que firmó el Sr. Giménez. Nuevamente el Gerente le explicó que deberían aguardar unos diez minutos hasta que se pudiera abrir el Tesoro, aprovechando para ofrecerles un café que esta vez el matrimonio aceptó.
El empleado descendió a la planta baja con la boleta de extracción firmada, la pasó a la Tesorera, quien activó el mecanismo de apertura del Tesoro, y todo era cuestión de esperar el tiempo suficiente para retirar de alli el importe citado.
A los diez minutos, el Tesoro se abrió, la Tesorera retiró los quince fajos de diez mil dólares cada uno, los recontó en la caja, los preparó en dos grandes sobres de papel madera y se dirigió como siempre hacia la Gerencia. Cruzó la contaduría, llegó al pìe de la escalera y cuando iba a poner su pie sobre el primer escalón, sintió la punta de un revólver en su pecho, al mismo tiempo que una voz le gritó imperiosamente:
- Si te movés, te quemo…!!!..., y le quitaron de un manotazo los dos sobres con el dinero. La persona que lo hizo, salió rápidamente por la puerta que tenía a su lado antes que nadie pudiera reaccionar, ni siquiera el vigilador que se encontraba dentro de la caseta. Escucharon el ruido del escape de una moto, presumiblemente de alta cilindrada,
que raudamente se alejaba por la Avenida principal.
Todo esto transcurrió en un lapso de cinco a diez segundos. Los empleados del Banco y el personal de vigilancia se quedaron perplejos, la Tesorera cayó al suelo presa de una crisis de nervios. Luego comenzaron los gritos y las corridas y el gerente escuchó desde la planta alta el bullicio, bajando presuroso y enterándose de lo ocurrido.
Inmediatamente el personal de Seguridad llamó a la policía, donde le ordenaron que cierren las puertas del Banco, que ningún cliente se retire, que corten el tránsito por la vereda y la calle del Banco y que nadie toque nada hasta que la policía llegue, cosa que se produjo en tres minutos.
Cuando se le informó al Sr. Giménez de lo ocurrido, éste montó en cólera e increpó al Gerente:
- Qué clase de seguridad tiene este Banco ? - preguntaba furioso - Nadie pudo prevenir esta situación ?
- Es que fue una cosa totalmente sorpresiva - se justificaba el Gerente.
- De todas maneras – puntualizó el Sr. Giménez - a mí no me entregaron el dinero, asi que el robo fue al Banco, no a mí.
- Por supuesto, señor - trataba de calmarlo el Gerente - Usted tendrá su dinero.
- Pero lo necesito ya mismo - tronó el Sr. Giménez - tengo que estar en un rato en la Escribanía y debo escriturar, si no perderé la operación y la seña que ya entregué.
- No habrá problemas, - decía no demasiado convencido el Gerente - que ya conocía las medidas que habia ordenado la Policía.
- De todas maneras tendré que comunicarme ya mismo con la Escribanía – decía desconsolado el Sr Giménez - para decirles lo que ha pasado.
- Será mejor - aconsejó el Gerente
En ese momento llegó un Oficial de Policía a la Gerencia, indicando que nadie se retirara del establecimiento hasta haberse realizado el primer interrogatorio policial.
De nada valieron las protestas del Sr. Giménez ni los llantos de su mujer, diciendo que iban a perder la compra de la casa. Había que someterse a la orden policial y de allí en más se iniciarían las investigaciones.
Luego de una semana, apareció nuevamente el Sr. Giménez por el Banco. Por supuesto pidió hablar directamente con el Gerente. El empleado lo anunció en el primer piso, como la primera vez y en minutos estuvo sentado en el despacho.
- Señor Gerente – comenzó el Sr. Giménez – tengo que retirar diez mil dólares de la cuenta.
- No hay problema – contestó el Gerente.
- Debo hacer la extracción por la Caja ? - preguntó el Sr. Giménez
- De ninguna manera - dijo el Gerente - llamo al empleado de contaduría para que le haga la boleta y la Tesorera le traiga el dinero aquí.
- Ah… ! … me parece mejor – dijo contento el Sr. Giménez – usted sabe que con tanto ladrón que anda al acecho… lo mejor es que nadie vea cuando cobro.
- Por supuesto - dijo el Gerente que ya había comprendido que tenía que seguirle la corriente a su cliente. Mientras tanto había llamado a Contaduria y le trajeron la boleta de extracción.
- Va a tener que aguardar unos minutos - aclaró el Gerente - porque dentro de las medidas de seguridad que tenemos, la Caja trabaja con poco dinero y debemos abrir el Tesoro, que cuenta con un sistema retardado por el cual se deben esperar unos diez minutos hasta que se abre.
- Qué interesante…!!! - dijo el Sr. Giménez, tan cuidadoso de la seguridad.
Mientras esperaban, el Gerente entabló conversación con el Sr. Giménez. Y tanto como para decir algo preguntó:
- El dinero de su herencia se lo trajeron a través de la Embajada de España ?
- No. Me ofreceron hacerlo, - dijo el Sr. Giménez - pero no tuve confianza. Preferí viajar a España y me lo traje personalmente - añadiendo - Y cuando tenga que cobrar nuevamente, haré lo mismo.
- Mire que corriendo por cuenta de la Embajada lo hacen con una transferencia, no es que lo manden en una valija - le aconsejó el Gerente.
- Y si no llega la transferencia…? - desconfió el Sr,. Giménez - vaya usted a pesquisar dónde se trabó la operación… Más vale pájaro en mano…dice el refrán.
- Y …sí … - no tuvo más remedio que aceptar el Gerente – La extracción la realiza para hcer alguna operación comercial ? – se atrevió a preguntar.
- Si. Hemos adquirido una propiedad - confesó el Sr. Giménez - por lo cual necesito ese dinero para señarla. Cuando la escriture, dentro de unos veinte días, necesitaré hacer una extracción mayor.
- Cuando usted lo disponga - dijo el Gerente servicial - para agilizar la cuestión, me puede llamar por teléfono un par de días antes.
- Por qué ? – preguntó el Sr. Gimenez con cara de desconfiado - es que no tienen el dinero ?
- No - dijo el Gerente tragando saliva - simplemente es para que no espere tanto.
Mientras el cliente y el Gerente conversaban en la Gerencia, la Tesorera activó el sistema de apertura del Tesoro, pasaron los minutos correspondientes, tomó los diez mil dólares, los contó en la Caja, los puso en un sobre de papel madera y cruzando la contaduría se dirigió hacia la escalera que conducía al primer piso.
Cuando entró en la Gerencia, el Sr. Giménez la saludó efusivamente, contento de reconocerla. La Tesorera recontó el dinero delante del Sr. Giménez, quien lo recibió. Miró los billetes uno a uno y los colocó en una especie de faja que llevaba en la cintura bajo la camisa.
El matrimonio Giménez se despidió del Gerente y la Tesorera y se retiraron del Banco.
- Son terribles - le comentó el Gerente a la Tesorera - desconfían de todo.
- Habrán tenido alguna mala experiencia previa - dijo la Tesorera.
- No. - contestó el Gerente - creo que es la primera vez que se han encontrado con dinero y han leído muchas novelas policiales de robos y cosas asi.
Justamente a los veinte días, el Sr. Giménez llamó por teléfono al Banco pidiendo comunicarse con el Gerente.
- Necesito retirar ciento cincuenta mil dólares – dijo el Sr. Giménez.
- No hay problema - contestó el Gerente - cuando hará la extracción ?
- Mañana mismo - se apresuró en decir el Sr. Giménez – aproximadamente a las once de la mañana estaremos por el Banco.
- De acuerdo – aceptó el Gerente - los esperamos.
Efectivamente a las once en punto, el Sr. Giménez y su esposa llegaron al Banco y se
repitieron los pasos de la visita anterior, subiendo al despacho del Gerente para recibir el dinero allí.
- Me imagino que ya tienen que escriturar - comentó el gerente.
- Así es. Dentro de un par de horas nos esperan en la escribanía - dijo el Sr. Giménez – debemos pagar el saldo de la propiedad, los ciento cincuenta mil dólares y ya tomaremos posesión.
- Qué bien !! – exclamó el Gerente – los felicito.
- Muchas gracias – contestó el señor – imagínese que esta nueva casa es algo largamente añorado.
Mentras tanto, el empleado de contaduría trajo la boleta de extracción que firmó el Sr. Giménez. Nuevamente el Gerente le explicó que deberían aguardar unos diez minutos hasta que se pudiera abrir el Tesoro, aprovechando para ofrecerles un café que esta vez el matrimonio aceptó.
El empleado descendió a la planta baja con la boleta de extracción firmada, la pasó a la Tesorera, quien activó el mecanismo de apertura del Tesoro, y todo era cuestión de esperar el tiempo suficiente para retirar de alli el importe citado.
A los diez minutos, el Tesoro se abrió, la Tesorera retiró los quince fajos de diez mil dólares cada uno, los recontó en la caja, los preparó en dos grandes sobres de papel madera y se dirigió como siempre hacia la Gerencia. Cruzó la contaduría, llegó al pìe de la escalera y cuando iba a poner su pie sobre el primer escalón, sintió la punta de un revólver en su pecho, al mismo tiempo que una voz le gritó imperiosamente:
- Si te movés, te quemo…!!!..., y le quitaron de un manotazo los dos sobres con el dinero. La persona que lo hizo, salió rápidamente por la puerta que tenía a su lado antes que nadie pudiera reaccionar, ni siquiera el vigilador que se encontraba dentro de la caseta. Escucharon el ruido del escape de una moto, presumiblemente de alta cilindrada,
que raudamente se alejaba por la Avenida principal.
Todo esto transcurrió en un lapso de cinco a diez segundos. Los empleados del Banco y el personal de vigilancia se quedaron perplejos, la Tesorera cayó al suelo presa de una crisis de nervios. Luego comenzaron los gritos y las corridas y el gerente escuchó desde la planta alta el bullicio, bajando presuroso y enterándose de lo ocurrido.
Inmediatamente el personal de Seguridad llamó a la policía, donde le ordenaron que cierren las puertas del Banco, que ningún cliente se retire, que corten el tránsito por la vereda y la calle del Banco y que nadie toque nada hasta que la policía llegue, cosa que se produjo en tres minutos.
Cuando se le informó al Sr. Giménez de lo ocurrido, éste montó en cólera e increpó al Gerente:
- Qué clase de seguridad tiene este Banco ? - preguntaba furioso - Nadie pudo prevenir esta situación ?
- Es que fue una cosa totalmente sorpresiva - se justificaba el Gerente.
- De todas maneras – puntualizó el Sr. Giménez - a mí no me entregaron el dinero, asi que el robo fue al Banco, no a mí.
- Por supuesto, señor - trataba de calmarlo el Gerente - Usted tendrá su dinero.
- Pero lo necesito ya mismo - tronó el Sr. Giménez - tengo que estar en un rato en la Escribanía y debo escriturar, si no perderé la operación y la seña que ya entregué.
- No habrá problemas, - decía no demasiado convencido el Gerente - que ya conocía las medidas que habia ordenado la Policía.
- De todas maneras tendré que comunicarme ya mismo con la Escribanía – decía desconsolado el Sr Giménez - para decirles lo que ha pasado.
- Será mejor - aconsejó el Gerente
En ese momento llegó un Oficial de Policía a la Gerencia, indicando que nadie se retirara del establecimiento hasta haberse realizado el primer interrogatorio policial.
De nada valieron las protestas del Sr. Giménez ni los llantos de su mujer, diciendo que iban a perder la compra de la casa. Había que someterse a la orden policial y de allí en más se iniciarían las investigaciones.
(continuará)

14 comentarios:

Etèria dijo...

Que mal pinta esto... Ais... No se, no se, eso de ser tan cautelosos y desconfiados para andar luego con todo el dinero encima.

Un beso Hugo.

Agua de Luna dijo...

mmmmm no se yo estos señores Gimenez......
Hola hugo... bienvenido a casa, espero el capitulo tres con impaciencia, esta muyyyyyy interesante como el resto de tus relatos.

Besitos muakissssssss

electrah dijo...

no sé si es a popósito Hugo,pero me has descolocado....pará que me fijo otra vez...a ver ....

electrah dijo...

si, es cierto.!esto que escribiste me recuerda a cuando soñás que te despertás y te despertás ...pero era que estabas soñando que estabas dormido ...no..cómo era???me entreveraste!
dale decime si es a propósito
besos

Anónimo dijo...

mhmhmh... que enigma...???
Feliz Lunes.
Saludos.

Anónimo dijo...

ay ay ay
Mejor me espero a la tercera parte... que con todo tan repentino no puedo articular comentario xD

Hugo dijo...

Electrah: El propósito siempre es confundir...si no...no hay emoción.
Hay que entreverar las cosas... como en la plaza del entrevero ...jaja

Sombra dijo...

cada vez,mejor Hugo.. cada vez ,mejor....
cuando escribas tu libro,,,,avisadme.

Susana dijo...

uy como estuve fuera, acabo de leer los dos primeros capítulos de golpe jajaja, a la espera del tercero me tienes...besos su

ESTEM dijo...

GENIAL, CADA VEZ MAS INTERESANTE

BESOS

Anuk dijo...

Menuda coincidencia que entrase este ladrón justo en el momento en que nuestra amable tesorera se encuentra en tierra de nadie...y estos Giménez parecían tontos!!! jeje

electrah dijo...

buemo,vine a ntreverarme con galletas y un cafecito y nada!queestas esperando,Hugo????
besos.ah! has leído a Dean Kootz?

electrah dijo...

dean koontz,dije

Lorena dijo...

épale, se repitió un párrafo, supongo un copy paste?, pero bueno, la historia sigue siendo interesante, la escribiste tu?, me parece que hay algunos detallitos que están demás, digo si el desenlace es el que yo pienso... saludos