viernes, 13 de julio de 2007

JUEGO SUCIO - Cap. 1


Ahmed Kalil Rachid no sabía el motivo por el cual Mr. Dave Cummings lo había citado. Nada le habia adelantado telefónicamente en ocasión de su llamado, pero tal hermetismo le hacía pensar que era un tema delicado. Más aún cuando la cita era a altas horas de la noche y le había recomendado que estacione a no menos de tres cuadras de su casa y llegase caminando y evitando que lo vean. Tampoco tenía idea de cómo Mr. Cummings había tenido conocimiento de su actividad. Había averiguado sobre su potencial cliente y se había enterado de muchas cosas sobre su vida. Así sabía que era uno de los hombres más ricos de Nueva York, heredero de una cuantiosa fortuna que había acrecentado mediante su habilidad empresarial. Era un magnate relacionado con la producción de petróleo. Respetado y temido en el ambiente de los negocios, no era precisamente un “blando”. Tenía llegada hasta en los ámbitos gubernamentales, donde se lo atendía en razón de su poderío económico, dado que había colaborado con generosidad en la campaña electoral, pero donde no resultaba simpático.
Rachid era un hombre de 42 años, marroquí, nacido en Marrakech, ciudad al borde del desierto, siendo miembro de una familia muy humilde. Fue a Rabat a estudiar derecho, pero las dificultades económicas hicieron que abandone el estudio. Decidió ir en busca de mejor fortuna a París, destino frecuente de los marroquíes y de todos los nativos en las colonias francesas. Allí se vinculó con ambientes non sanctos, destacándose por su inteligencia, cualidades mentales, audacia y valentía. Tenía una serenidad y una frialdad poco común, lo que lo diferenciaba de sus pares. Así fue haciéndose de prestigio entre los delincuentes de alto rango, encarando trabajos cada vez mayores. Vinculado con las esferas del poder, fue comisionado para la ejecución de un par de asesinatos políticos que siendo exitosos, lo catapultaron a la fama en el ambiente. Su participación en cualquier hecho era una garantía de éxito y así eran también sus honorarios. Elegante, siempre impecablemente vestido, llevaba una vida de rico aún cuando no tenía tanto dinero. Bien parecido, tenía éxito notorio con el sexo femenino, conociéndosele incontables amantes, siempre del mejor nivel.
Y debido a su fama allí estaba, ante el llamado de un poderoso empresario que lo solicitaba.
Obedeciendo las instrucciones recibidas, estacionó a cinco cuadras de la casa, caminó lentamente mientras fumaba un cigarrillo y disfrutaba de esa hermosa noche de verano. Frente a la dirección indicada contempló la gigantesca y lujosa mansión y tocó el timbre mientras se arreglaba el saco. Inmediatamente fue atendido por el mayordomo que lo condujo a través del living room, a un elegante y amplio despacho con un ventanal con una hermosa vista del East River. Estaba amueblado en estilo Luis XVI con un importante escritorio y sillones. Una vistosa y gruesa alfombra de Esmirna tapizaba el piso, y amortiguaba los pasos de Rachid y el mayordomo. Éste le indicó que tomara asiento, indicándole un sillón, Rachid obedeció y quedó solo en la estancia contemplando la boisserie que revestía las paredes del recinto y los cuadros de pintura impresionista que las adornaban.
No pasaron dos minutos y Mr. Cummings penetró en el despacho tendiéndole la mano y presentándose. Era un hombre de elevada estatura, ligeramente obeso, de tez blanca ligeramente rubicunda, redondos y vivaces ojos marrones, un cutis con bastantes arrugas que denunciaban que estaba pisando o por pisar la septima década de su vida. Dos pronunciadas entradas en su cabeza y un cabello ligeramente despeinado, que había pasado por la peluquería para una cuidadosa tintura con tonos cobrizos, q ue no podian disimular su edad. Fumaba un cigarrillo insertado en una boquilla, costumbre un tanto fuera de época.
- Le habrá extrañado mi llamado, ya que no nos conocemos – comenzó Mr Cummings yendo directamente al grano - pero necesito de sus servicios.
- Usted dirá – invitó Rachid, acomodándose en su sillón.
- Soy viudo y tengo una hija, Christine, mejor dicho hija adoptiva, - dijo y levantando el tono prosiguió - que se ha vinculado afectivamente con un hijo de puta, quien es un narcotraficante y además adicto.
Hizo una pequeña pausa encontrándose con los ojos inexpresivos de Rachid que esperaban que prosiguiera. Había terminado su cigarrillo y lo apagó en un cenicero que estaba sobre el escritorio, dejando a un lado del mismo la boquilla.
- Le he aconsejado que se aleje de él, pero es imposible.- prosiguió - Es más, temo que su novio la haga adicta a las drogas, si es que ya no lo es. Gente que no voy a nombrar, me sugirió que lo vea a usted, que se ocupaba de estos menesteres. Claramente, necesito que lo mate.
Cummings fijó la vista en su interlocutor, tratando de impresionarlo con su proposición y su decisión.
- De acuerdo – contestó Rachid sin hesitar – Además de precisar los detalles, me tendrá que dar toda la información del caso y tendremos que convenir mis honorarios.
- No hay problemas, tendra toda la información que requiera, aún la mas confidencial y respecto a sus honorarios, le ofrezco 100.000 dólares más todos los gastos conexos.
- Discúlpeme Mr. Cummings – dijo Rachid – si usted ha averiguado sobre mi, sabrá que soy un profesional experto, y que mis honorarios son bastante más elevados. Además, mi experiencia en este tipo de trabajos hace que el mismo sea una cosa cuidadosa, limpia y sin inconvenientes posteriores.
- No habría problemas en reconsiderar lo que respecta a sus honorarios - replicó Mr. Cummings mientras colocaba otro cigarrillo en su boquilla y lo encendía - No sé que tipo de garantía usted me podría dar.
- En estos casos, usted sabe que no existe otra garantía que la palabra – dijo Rachid sonriendo – Se imaginará que no le puedo dar una lista de trabajos realizados, como para que pida referencias.
- Comprendo - aceptó Cummings y preguntó - cuáles serían entonces sus honorarios ?.
- Considerando que me habla de un narcotraficante, imagínese que no es un “nene de pecho”, ni una persona desprotegida. - dijo Rachid – En el trabajo hay una peligrosidad implícita que no debe ignorarse, lo cual hace que se deban realizar tareas de inteligencia previa. Eso no es motivo para no poder ejecutar el trabajo, pero hace que mis honorarios en este caso sean de doscientos cincuenta mil dolares.
- Es una barbaridad !! - exclamó Cummings, frunciendo el ceño.
- Tómelo o dejelo Mr. Cummings – contestó secamente Rachid – Puede usted buscar a otra persona que se encargue del asunto y no se preocupe… seré una tumba.
- Bueno, no sea tan terminante – retrocedió el millonario – Usted ha de saber que no es fácil contactarse con otra persona.
Rachid se incorporó de su sillón se abrochó lentamente el saco mientrras decía:
- Piénselo… yo no tengo ningún apuro. Cualquier decisión que tome me telefonea.
- Tome asiento, por favor – pidió Cummings algo turbado dándose cuenta, como hombre de negocios que era, que estaba perdiendo la batalla.
Rachid obedeció, dispuesto a seguir escuchando a Cummings, pero sabiendo que iba a aceptar su pretensión. Se produjo un peuqeño silencio, durante el ual Cummings dió dos pitadas a su cigarrillo.
- En qué tiempo podría usted concretar el trabajo ? – espetó el millonario.
- Yo me aboco de inmediato a realizar las tareas previas, pero tendrá que decirme al menos de quien se trata - dijo Rachid con un dejo de ironía – Por otra parte, no crea que es cuestión de salir así a tontas y locas a matarlo. Habrá que buscar el momento y el lugar adecuado.
- Bien - aceptó Cummings – este idividuo se llama Robert Logan, vive en una casa en Brooklyn, en un barrio parque residencial. Tengo una carpeta con todos los datos que pueda necesitar y más aún, que he preparado especialmente para dársela.
- De acuerdo – dijo Rachid – déme usted la carpeta que la estudiaré y le contestaré a la brevedad.
Mr. Cummings le pidió un momento, apagó su cigarrillo en el cenicero dejando la boquilla a su lado, se levantó de su asiento, se dirigió hacia una sala contigua donde sacó de una caja fuerte una carpeta bastante voluminosa por contener solo los datos de una persona y se la entregó a Rachid.
- Veo que ha recopilado bastante material. Me parece excelente, porque esto no es soplar y hacer botellas – dijo Rachid y agregó – Respecto al pago del trabajo, acostumbro cobrar el 50 por ciento con la aceptación del mismo y el resto luego de realizado, con prueba fehaciente.
- No hay problemas – contestó Mr. Cummings – Lea la carpeta y comuníqueme si acepta o no; de acuerdo a eso arreglamos la parte económica.
Ambos hombres se levantaron de sus asientos y se dirigieron hacia la puerta del despacho. El propio Cummings lo acompañó hasta la puerta y se dieron un apretón de manos deseándose buenas noches mutuamente.
Rachid caminó lentamente hasta donde había dejado estacionado su automóvil, reflexionando sobre su cliente. No era precisamente un hombre que despertara sus simpatías. Tenía un manera de tratar a la gente con un dejo de despotismo, propio de todos aquellos que siempre consiguen lo que quieren, por lo que Rachid se regodeaba interiormente de cómo lo había hecho aceptar las condiciones económicas que él le impuso.
Mediante la consulta a los archivos de los diarios, Rachid había averiguado que su esposa había fallecido en un accidente aéreo con un avión de su propiedad, alrededor de nueve años atrás. Había sido un caso muy comentado por la prensa, dada la posición económica y social del matrimonio y las circunstancias de su muerte. Su difunta esposa era una bellísima mujer, proveniente de una caracterizada familia de la sociedad neoyorquina. La imposibilidad de tener hijos había hecho que adoptaran a una niña de cinco años de edad, Christine, huérfana de padre y madre, que paradójicamente quedó nuevamente huérfana de madre cuando apenas contaba doce años.
- Y ahora Christine le está trayendo problemas a su padre adoptivo – pensó Rachid.
Llegó a su automóvil, lo puso en marcha y no fue directamente a su casa. Se dirigió hacia el Soho, donde solía frecuentar un pub muy snob, que eres su favorito y donde siempre encontraba amistades. Entró en el mismo y se dirigió hacia la barra, donde pidió un Bourbon doble y en pocos minutos estaba conversando animadamente con una bella mujer de largo cabello renegrido, brillantes ojos negros, sensual boca con labios carnosos pintados de rojo intenso; su cuerpo aprisionado por un vestido bordeaux de generoso escote que le resaltaba sus redondos y turgentes pechos y le remarcaba cada una de las curvas de su estilizada silueta.
Cualquier observador diría que Rachid había ido a pasar un rato agradable. Por lo que se veía….sí, pero además, Rachid ya había comenzado las tareas de inteligencia relacionadas con el caso que hace un momento le habían planteado.

(continuará)

18 comentarios:

daniela dijo...

uuuuuuuuuy

me imprimiré todo esto :B

electrah dijo...

guauuuuu Hugo!!!estás más que inspirado!!!!! me gusta ,,me gusta,ja ja!!

naibis cohen dijo...

Hugo...esto si esta largo..y anda cortita de tiempo...asi que te debo este coment y esta lectura...nos vemos..

Manos pequeñas dijo...

Pero que gran inspiración hombre.
Está muy bello.. y sobre tu post.. existe alguna envidia que sea sana?

MentesSueltas dijo...

Hugo, pasaba a saludar y dejar mi cariño. Interesante historia... excelente.
MentesSueltas

Etèria dijo...

Ya estoy otra vez enganchada... Jajaja.

Un beso.

Valeria Elías dijo...

bueno, menuda forma de escribir jejejee muy interesante tu trabajo... dejo mis saludos y pasaré a visitarte :D besos

MALEFICABOVARI dijo...

Hostiaaaaaaaaaaaaaaaa���� C�mo molaaaaaaaaaa���� Me lo he leido enterito� El millonario es un capullo, no me gusta nada, tiene un tinte de engreimiento, y de despotismo importante, me cae mal. La ni�a me cae bien, ya sabes, yo es que c�mo tb estoy enamorada de un gualtrapa, pues me identifico con ella, por dios, que no lo mate el moro al narco, por dios. Y luego el narco.... si hay amor, chico, se perdona todo, hasta que sea el novio de tu hija, y carg�rselo no deja de ser un poco c�mo cargarte a tu hija tb, dejarla sin su amorcin... duroduro. Y el suceso de c�mo muri� la mujer del magnate.... es misterioso, fijo que se la carg� el. Te cuento el dsenlace que me gustar�a: El moro se enamora de Cristine, esta deja al narco, el narco se l�a con la mujer del vestido pecaminoso del bar d�nde estaba tom�ndose copas, y el padre, sufre un ataque al coraz�n por hijo de puta�JA� Resuelto, ll�mame Chirstie, Agata Christie�
NO..... espero la continuaci�n, guap�simo, me mol� me mol�. Y adem�s, eres un gentelman total, tienes un coraz�n bien bonito.
Un beso fuerte,
Male

Luli dijo...

Misterioso, profundo, buena prosa, fabuloso...

Esperaré la segunda parte

Un beso

Hugo dijo...

ameba: si quieres gastar papel..!!!
Electrah: me alegro que te guste. Al fin y al cabo uno trata de gustar...
Naibis-cohen: espero tu crítica, me gustan.
manos pequeñas, mentes sueltas, luli y amada inmortal: muchas gracias.
belita: si es verdad, eso se busca.
Maléfica Bovari: tibio..tibio...ma non troppo.Agatha Christie queda a la altura de un poroto contigo... Per cortesia, no me arruines la historia...jajaja.

♥KiTtY KaT♥ dijo...

wooooww que mega historia!!!! me dejaste asi como en what!! que pasara!!!

gracias por visitarme hugo espero que vuelvas o nos enlacemos =)

MAYA dijo...

Hugo: Por Dios, no nos puedes dejar así, postea ya!!!!!!!!!!!

Es que la historia me atrapó, quiero saber quien es la mujer que encontró en el bar. A mitad pensé que Mr. Cummings iba a matar a Rachid, que él era el novio de la hija adoptiva, pero no!

Vamos...dale, postea YA!!!

Maya

Warren/Literófilo dijo...

Vamos a ver en qué para todo esto. Un saludo.

Lilith dijo...

Intrigante, engancha. Me gusta :-)
Gracias por la visita Hugo, te seguir� por aqui.
:-*

AnaR dijo...

Negocios entre bandidos, novela negra...el hampa.Hummmm, me gusta.Voy a la segunda parte...

Abrazos

Lorena dijo...

wow, buenisimo... me encanta, me encanta... eres genial!!, seguiré leyendo, aunque ando con un poco de prisa, manana salgo de viaje y todavia no termino de arreglar mis maletas, pero me encantó este primer capitulo...
saludos!

LA_ARAÑA dijo...

mmmmm.....muy..muy descriptivo....muy caracteristico de ti.....
voy por el CAP.2.
SALUDOS

tejiendo...tejiendo...

Anónimo dijo...

Che que buen comienzo para una novela, me encantan los policiales y el suspenso..
Ya mismo leo el cap. 2!!!