miércoles, 14 de febrero de 2007

CRIMEN DE OCASION - CAP. 13

Esa noche Stuart había decidido dormir temprano. Por lo menos así lo interpretó Teddy, quien había observado a su vigilado entrar en su departamento, que habitaba desde su regreso de Bs. Aires y al poco rato apagar las luces. Pasaron quince minutos y la luz continuaba apagada, por lo que Teddy decidió levantar la vigilancia por ese día y pasar por la oficina para ver si había alguna novedad. Entró en la oficina y antes de encender la luz, vió la lucecita del fax encendida. Había dos hojas impresas. Se sentó al escritorio y leyó atentamente :
“ Helen Matthews - Nacida el 18-05-1955 en MIAMI - I.D. nº 12.146.178 ”
“ Querido Teddy: Estos son los datos de la esposa de Ron Matthews. Se ”
“ encuentra en Nueva York y es imprescindible ubicarla. Te mando una foto”
“ de ella. La reconoces ? Por casualidad, no es la misma persona que le hizo”
“el escándalo a Stuart ?. Encuéntrala urgente. Mañana estaré allí antes del ”
“mediodía. Saludos ………Santrock.”
La fotografía la tenía en sus manos, debajo del texto y como si jugara a los naipes, la fué descubriendo lentamente.
- Mierda ! - exclamó, al reconocer a la mujer que protagonizara el episodio callejero a Stuart - Este Santrock es brujo !
Quedó varios segundos anonadado mirando la foto, pensando todas las implicancias que tenía el hallazgo de su jefe. Inmediatamente comenzó a planificar su acción. Tenía localizado el lugar hacia donde se habia dirigido esa mujer luego del incidente con Stuart. Era cosa de obtener la ayuda de la Policia y la tendría perfectamente ubicada para cuando llegara Santrock. Iba a ir a hablar personalmente a la seccional policial del barrio donde presuntamente paraba Helen Matthews; en todas las seccionales tenía algunos conocidos de tanto “hacer la calle” como detective. No sería difícil conseguir informantes, por supuesto dólares mediante......
Eran las nueve de la mañana y Teddy entraba de regreso en la oficina. Se sentía al borde del agotamiento por haberse pasado toda la noche de un lado para otro, viendo a patrulleros amigos y otros posibles informantes. La tarea de rastrillaje había dado sus frutos. Ya sabía dónde se alojaba Helen, pero no procedría hasta la llegada de su jefe. Cerró la oficina con llave, se sentó en el sillón, apoyó sus codos en el escritorio y quedó pensativo. A los pocos segundos, se sacó los zapatos que le oprimían sus pies hinchados. Luego se quitó el saco y la corbata, desprendiéndose el primer botón de la camisa. Se aflojó el cinturón y al rato estaba con ambos brazos sobre el escritorio y la cabeza hundida entre los mismos, durmiendo profundamente.
Llevaba alrededor de una hora entregado a los brazos de Morfeo, cuando un pequeño crujido lo hizo despertar a medias. Permaneció con los ojos cerrados pero el oído atento, percibiendo otro pequeño ruido ya bien cerca suyo. Levantó su cabeza y sus brazos adoptando una actitud defensiva, pero al instante se dió cuenta que era innecesario. A su lado, de pie, estaba su jefe, Santrock, sonriente.
- Hola, jefe - exclamó - tuve una noche demasiado movidita - se justificó.
- Me imagino - comentó Santrock, añadiendo: - Tuviste algún resultado ?
- Por supuesto - contestó Teddy – Helen Matthews está localizada, gracias al agente Richard Wengerfield, de la seccional tercera de Bronx. La Sra. Helen Matthews se encuentra alojada en una pequeña pensión en la zona que habitualmente patrulla Richard. Aquí tiene la dirección.
- Buen trabajo - dijo Santrock - recuerda de gratificarlo debidamente. Me acompañas ? Quiero tener un dialogo con ella.
Uniendo la acción a la palabra, ambos detectives salieron a la calle, chistaron un taxi y fueron a entrevistar a Mrs. Matthews.
Mientras duró el viaje, Santrock repasaba la situación. Se habían producido muchas novedades en poco tiempo, pero no estaba realmente conforme. Había descubierto la conexión de Stuart con Ron Matthews, cosa que resultaría muy espectacular, pero con eso no se resolvía el caso para nada. Para él era como llegar a una encrucijada y bajo ningún concepto debía tomar el camino equivocado. No había que desperdiciar esfuerzos sin lograr avanzar por la senda de la certeza. Había algo que no cerraba y no alcanzaba a darse cuenta.
En tres cuartos de hora se encontraban frente a la puerta de una pensión de nivel bastante bajo. Abrió una desvencijada y chirriante puerta y se encontró con una señora de unos sesenta años con aspecto de ser la dueña.
- La Sra. Matthews, por favor.
- Un momento - repuso la señora, alejándose unos cinco metros por el pasillo y golpeando una puerta a la derecha - Helen ! Helen !, te buscan.
- Voy - dijo una voz desde adentro.
Por la puerta de la habitación se asomó una cara que Santrock reconoció como la de la foto.
- Sra. Matthews, - dijo - Necesito hablar con usted. Es en relación con su esposo.
La mujer mostró una expresión mezcla de sorpresa, temor y desconfianza que Santrock advirtió y trató de tranquilizarla.
- Fuí a buscarla a Miami y Marion me dió los datos para poder llegar a usted - aclaró el detective, añadiendo - Soy detective y estoy investigando a Stuart Johnson.
La mención de este nombre tuvo el efecto deseado. La mujer reflejó en su cara una expresión de odio y le preguntó a quemarropa:
- Dónde está mi marido ?
Santrock tragó saliva, mientras aceleradamente pensaba cómo encarar la respuesta y finalmente optó por la más lógica:
- Lamentablemente, su marido está muerto - dijo gravemente – Ocurrió en el departamento donde habitaban Johnson y su señora. En el mismo hecho, fué asesinada también la esposa de Johnson. Ocurrió el martes pasado.
Cuando terminó de decir ésto, la Sra. Matthews estaba llorando en silencio, con su cabeza baja. Santrock permaneció callado sin saber qué hacer ni qué decir, hasta que la mujer comenzó a hablar entre sollozos.
- Ahora me explico porqué ese maldito de Johnson no quiso ni siquiera hablar conmigo - dijo amargamente - Yo vine de Miami a buscar a mi marido y al no tener noticias de él, fuí a verlo.
- Pero..., por qué fué a buscar a Johnson ?. Qué tenía que ver con su esposo ? - preguntó Santrock, buscando una explicación que intuía, pero necesitaba una confirmación fehaciente.
- Le voy a contar todo - se sinceró Helen - Johnson había sido compañero de colegio y amigo de la infancia de mi marido, con la diferencia que Johnson hizo mucho dinero y mi marido anduvo por mal camino, estuvo en la cárcel en dos ocasiones y no pudo nunca levantar cabeza. No era un santo, pero yo lo quería. En una oportunidad en que Johnson viajó a Miami por negocios, hace algo más de un mes, se encontró con mi marido, que cuidaba coches en el mismo lugar donde Johnson fué a estacionar. Maldigo el momento en que Ron lo reconoció y se atrevió a hablarle ! De allí en adelante se vieron varias veces. Mi marido le contó su vida, pensando que seguiría siendo el mismo amigo de la infancia, pero Johnson aprovechó la circunstancia y su riqueza, para tentarlo con abundante dinero por un trabajo sucio. Todo sería muy simple, porque él le daría las llaves, la manera de entrar al edificio, le facilitaría todo, para que Ron mate a su mujer.
- Lo que está diciendo es muy grave, señora - previno el detective.
- Lo sé - dijo severamente la mujer - pero es la pura verdad y mi marido está muerto. Yo le supliqué a Ron que no acepte, que no se ensucie por dinero. Yo soy pobre pero no me interesa el dinero ganado deshonestamente. Ron lo pagó con su vida, ahora el que debe pagar su delito es Johnson.
- Bien, señora - dijo Santrock - Si usted está plenamente convencida de lo que dice, la invito a hacer esta misma declaración ante la policía, a fin de encarar las actuaciones que correspondan.
- Estoy totalmente de acuerdo - contestó la Sra. Matthews con valentía, agregando - Y me pongo a su disposición para todo lo que haya que hacer.

Habían pasado dos días y Wendell todavía no había tenido noticias de Santrock, ni del resultado de sus investigaciones en Tampa y Miami. Trataba por todos los medios de mantenerse calmo, pero le resultaba imposible. En un momento, sonó la campanilla del teléfono y salió eyectado hacia el aparato.
- Hola - atendió con ansiedad.
- Sr. Bryant ? - preguntó una voz del otro lado de la línea, que de inmediato se identificó - Habla Teddy Gibbons, el ayudante de Santrock.
- Sí, Teddy - asintió Wendell - Soy yo.
- Me encargó Santrock que lo ubique, porque necesita verlo personalmente - dijo Teddy - Puede usted ir a su oficina mañana al mediodía ?
- Por supuesto - aceptó Wendell - Mañana a las doce en punto estaré allá.
Diez minutos antes del mediodía, con un sobre que contenía los resultados preliminares de los estudios solicitados a Alemania, ya estaba en el edificio donde Santrock tenía su oficina. Subió los escalones de a dos hasta el segundo piso. La luz del interior estaba apagada. Golpeó a pesar de ello, pero no obtuvo ninguna respuesta. Esperó un rato en el pasillo, pero no podía quedarse quieto. Optó por bajar y esperarlo en la vereda, quizás creyendo que al verlo venir, comenzaría a tranquilizarse más pronto.
A los pocos minutos, la fornida silueta de Santrock se dibujó doblando la esquina con paso presuroso.
- Hola Wendell - dijo a manera de saludo cuando faltaban unos diez metros para llegar, a modo de disculpa - Perdona mi demora, pero han pasado tantas cosas que hasta llegué a pensar que me sería imposible llegar a tiempo.
Subieron la escalera en silencio, Santrock abrió la puerta de su oficina y le dijo a Wendell:
- Siéntate en el despacho que ya voy.
Wendell tomó asiento y esperó que Santrock saliera del baño con cara de alivio. Ni bien lo tuvo a la vista, le extendió el sobre y le dijo:
- Ante todo, aquí tiene copia de los primeros resultados de los estudios pedidos. Me los enviaron ayer por Fax.
Santrock tomó el sobre, extrajo un par de hojas y las leyó detenidamente.
- Tal como suponía - exclamó - Las muestras no se corresponden, lo cual quiere decir que no fué Ron Matthews quien tuvo relaciones sexuales con Patty, sino la misteriosa tercera persona del caso.
- Pero... qué relación tenía este hombre en el hecho ? - interrogó Wendell con cara de incomprensión.
- Te contaré todo y vas a comenzar a entender - explicó Santrock, mientras iba sirviendo dos whiskies on the rocks - Vengo de Homicidios, donde fuí con la mujer de Ron Matthews, el desconocido muerto en el departamento de Patty, - comenzó a contar Santrock - que ya está definitivamente identificado.
Wendell no cabía en sí de su asombro y escuchaba con la mayor atención, poniendo sus cinco sentidos en el relato del detective.
Santrock le contó con todos los detalles pormenorizados, su viaje a Tampa y a Miami, mientras Wendell permanecía mudo, sin interrumpirlo, salvo algunos sonidos y movimientos de cabeza que denotaban asentimiento. El monólogo del detective duró más de tres cuartos de hora y como cuatro whiskies dobles. Para finalizar, Santrock le informó a Wendell:
- En Homicidios entrevistamos al Inspector Parnell, ante quien la mujer de Matthews declaró absolutamente todo.
- Ese hijo de puta de Stuart ! - exclamó Wendell indignado.
- Te comunico que el Inspector Parnell - informó el detective con gravedad en su voz - ya libró la orden de arresto para Stuart y creo que en cualquier momento será detenido.
- Se lo merece, por asesino - dijo Wendell con amargura.
- Sí, de acuerdo - convino Santrock - pero ni sueñes que ésto esclarece el crimen. Simplemente aclara la presencia de Ron Matthews, contratado para que asesine a Patty, cosa que te puedo asegurar que no llegó a concretar, porque existe otro elemento entre las pruebas del laboratorio policial, que aunque no es seguro, es indicativo de que Matthews no disparó el arma homicida. No se encontraron en sus manos los típicos restos de pólvora que se producen en el disparo.
- Y entonces quién mató a Patty ? – preguntó Wendell desconcertado.
- Ya lo sabremos – dijo Santrock con tranquilidad – Debemos buscar a la tercera persona y por sobre todo, obtener las pruebas de su participación. Y te puedo asegurar que estamos muy pero muy cerca…
(continuará)

14 comentarios:

Hugo dijo...

A todos los amigos que han tenido la paciencia de seguirme, les diré que estamos llegando al fin. El círculo se cierra...jajaja
Además... por ética no se puede dejar un homicidio impune, si no fomentaría en la mente de la mayoria ese intimo deseo, tan frecuente de matar a su conyuge...no ?
El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra....jajaja
No crean... es broma... o no ?

Amorexia. dijo...

para que nos preguntas a nosotros? nosotros no fuimos!!! y vos lo escribiste!!! jajaja. Cada vez me emosiona mas esta novela.

Etèria dijo...

Mira que me esta entrando hasta la pena... Jajaja. ¿De verdad esto se acaba? Y de paciencia nada, si ha sido todo un placer y lo sigue siendo.

Venga capítulo 14 en marcha... Aís ¿Que pinta aquí el tercero?, ¿Quien és?, ¿Que motivos tenia?... Jajaja

Mil besos.

electrah dijo...

si, si, eso de el que esté libre de pecado.....Yo intenté asesinar a mi amiguita a los 5 con esos revientacaballos(me habían dicho que eran mortales,que el que se comía uno de esos era fiambre al minuto),bue, intento fallido de homicido impune fué
El círculo se cierra,,el círculo se cierra
será???

Extremosa y Perversa dijo...

jajaja...

A quien cree que le copié la idea de dejar en suspenso los post..??

Saludos!!

E.y Perversa

electrah dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
electrah dijo...

buena idea me has planteado querido Hugo.....
Me ayudás a hacer que mi suicidio parezca un asesinato????
Ya tengo a quién inculpar
Besos

david santos dijo...

Hola!
Gran trabajo. Voy continuar acompanharlo.
Saludos.

Anónimo dijo...

Que intirga!!!!
A ver que sucede...
Saludos.

Warren/Literófilo dijo...

ANO HUGO NO QUE VA!!!! NO SE VALE!!! MAE ME ENGANCHÉ TARDÉ Y VOS TE PONÉS EN ESAS JAJAJA, QUE BUENA NOVELITA CORTA O CUENTO LARGO

Warren/Literófilo dijo...

POR CIERTO: (DISCULPA QUE TE ROBE ESPACIO HUGO) SI TERMINAN CON ESTA NOVELA, ASÍ COMO EN LA TELE, PUEDEN SEGUIR LA MÍA, QUE ES TOTALMENTE DIFERENTE, GRACIAS LOS ESPERO...

anais dijo...

Hola, Hugo!
Gracias por visitar mi mundo y dejar tu comentario.
Eso que decís es una de las tantas magias que tiene el Carnaval: siempre nos trae buenos recuerdos, nos lleva a momentos bonitos.
Eso que viste ahí es una de las cacniones que ATREVIDOS POR COSTUMBRE, una murga porteña, hace en sus presentaciones. Yo soy parte de Atrevidos, toco el bombo con platillos, instrumento característico de la murga de la ciudad de Buenos Aires, Argentina.
Aquí, también se había casi perdido la tradición carnavalera, pero gracias a lesfuerzo de muchos de nosotros, la recuperamos. Y estamos a punto de recuperar los feriados que la dictadura del '76/83 nos robó del almanaque (entre tantas cosas que los milicos se robaron, claro) argumentando que para que el país creciera, eran necesarios muchos, muchísimos días de trabajo.

Bueno, vuelvo a leerte, pinta muy interesante esta historia.
anais i.

Anónimo dijo...

Feliz fin de semana.
Saludos.

Anónimo dijo...

buenas noches aqui, buenos días España