jueves, 1 de febrero de 2007

CRIMEN DE OCASION - CAP. 8

Charly era un viejo camarada, aunque no tenía la inteligencia y perspicacia necesaria para progresar. Estaba agradecido eternamente a Santrock porque una vez, acosado económicamente por tener una hija enferma, se había visto involucrado en un caso de soborno. Estuvo a punto de perder su carrera, siendo salvado por su amigo, entonces Jefe de la División Homicidios.
- Hola - saludó Santrock a Charly que lo esperaba en la entrada.
- Hola - contestó Charly - el jefe se fué hace cinco minutos.
- Qué lástima - dijo irónicamente Santrock - seguramente le hubiera gustado saludarme.
- Sígueme - ordenó Charly llevándolo a una dependencia interior con grandes estanterías repletas de voluminosas carpetas y tomando una de ellas le dijo:
- Aquí tienes todo lo relativo al caso Johnson. Pónte cómodo.
Santrock tomó la carpeta que le mostraba, se sentó ante un largo pupitre de madera y la leyó rápidamente. En pocos minutos ya estaba al tanto de las actuaciones policiales.
- Bien - musitó - tal como suponía. Quitaron la guardia del departamento ?.
- Desde ésta mañana, pero sigue clausurado - respondió Charly.
- Quiero hacer esta noche una inspección del lugar y necesito por un momento las llaves - dijo Santrock, mientras tomaba nota de los códigos de las puertas de entrada.
- Humm... es comprometido. Si quieres podemos llevarlas cuando vamos a almorzar y mientras les haces sacar una copia..., pero a mi regreso las pongo en su lugar - propuso Charly.
- O.K.. - asintió Santrock - Otra cosa, necesito ver el cadáver de N.N., hablar con el forense y con Laboratorio. - pidió el detective con su cerebro trabajando a mil.
- Te acompaño - se ofreció Charly.
- No te molestes, conozco el camino - señaló Santrock, que conocía todos los pasillos internos y distintas dependencias como la palma de su mano y propuso - Espérame aquí. En unos veinte minutos estaré de regreso. Ya será tu hora de salir a comer y aprovecho para invitarte.
- Será un placer - sonrió Charly complacido.
Santrock se adentró por ese laberinto de pasillos y fué a todas las secciones que le interesaban. Encontró en todas ellas amigos que lo recibían con muestras de cariño y que le facilitaban el acceso a los datos que requería.
Treinta minutos demoró en todo su recorrido y a su regreso portaba un abultado sobre, asegurado con varias vueltas de cinta adhesiva. Charly lo esperaba y salieron hablando animadamente y pasaron por una cerrajeria para hacer las copias de las llaves. Luego, con paso presuroso fueron a un viejo restaurant, Curly's, frecuentado durante años por Santrock cuando trabajaba en Homicidios. El lugar no era del todo fino, pero allí se comía asombrosamente bien y el "viejo" era siempre recibido con honores. El ambiente era tan bullicioso que había que hablar a los gritos. Tomaron asiento en una mesa del fondo y Santrock haiendo una seña dijo:
- Hey, Paolo, comida de la mejor para dos hambrientos - urgió a todo pulmón - llamando al dueño de Curly´s, un hombre obeso y paradójicamente pelado, de unos 60 años, que atendía las mesas con un largo delantal que alguna vez había sido blanco y una camisa de mangas cortas.
- Viejo !! - exclamó y corrió a abrazarlo – tanto tiempo sin verte…!!!.
- Basta de saludos - bramó Santrock - Dile a Marietta, que active la cocina y nos mande esas Lasagnas rellenas Italian Style, que aquí están Charly y el Viejo.
- Y una botella de Chianti - agregó Charly ante el olvido de su amigo.
- Me permites un momento - dijo Santrock a su acompañante. Voy a hacer una llamada.
Santrock se levantó y fué hasta el teléfono que estaba en el pupitre del adicionista. Discó el número de Wendell.
- Hola - contestó el propio Wendell.
- Hola, habla Santrock - dijo el detective - Tengo unas novedades que comunicarte - comunicó Santrock - Véme en el café que está enfrente a Homicidios a las ocho y cuarto, puede ser ?
- De acuerdo, alli estaré – dijo Wendell ansioso.
Regresó a su mesa y se dispuso a gratificarse desde el punto de vista gastronómico. Conversó largo y tendido con su viejo y querido amigo y a las tres y media de la tarde abandonaron el lugar. Fueron a retirar las copias de las llaves, las cuales dieron algo de trabajo porque eran de cerraduras computadas.
Santrock llamó un taxi y se dirigió hacia el departamento de Patty. Indicó al conductor que estacione unos metros antes y en la vereda de enfrente y allí descendió. Por unos cuantos minutos se quedó contemplando el imponente edificio elevando su vista hasta el último piso, examinando detenidamente cada una de las plantas. Observó que el acceso a los departamentos desde el lado externo era tarea posible sólo para un hombre araña. Decididamente la única entrada era por la puerta. Cruzó lentamente la calle y se dirigió hacia la pesada puerta del edificio, que se encontraba cerrada. A la derecha de la misma, empotrada en la pared, una caja que contenía el dispositivo del portero eléctrónico y un teclado numérico. En la parte inferior del frente de chapa, estaba grabada la marca del aparato, SAFETY GATEKEEPER. Extrajo su agenda y la anotó. Oprimió el timbre de Portería y pocos instantes después apareció un hombre, al que identificó sin dudar, por la descripción que Wendell le había hecho de Juan.
- Qué desea, señor - preguntó Juan sin abrir con su típico acento hispano.
- Necesito hablar con Steven Carlsson - respondió el detective añadiendo - Vengo por encargo del Sr. Wendell Bryant.
Juan abrió la puerta para darle paso.
- Pues pase - dijo cordialmente - El Sr. Carlsson se encuentra en el gimnasio.
- Muy amable - agradeció Santrock y preguntó - Por curiosidad, cuando usted abre la puerta, no debe accionar la clave ?
- Pues, no. Sólo se hace cuando se ingresa desde afuera - explicó Juan con suficiencia.
- Qué interesante - exclamó Santrock y agregó - Hace tiempo que tengo ganas de colocar algo así en mi departamento, pero no sé dónde comprarla.
- Pues yo tengo la dirección del representante. Si usted desea...- se ofreció Juan, quien mordió el anzuelo más rápido de lo que el detective esperaba.
- Me haría un gran favor - agradeció humildemente Santrock.
- Espéreme un momento, que enseguida se la traigo - dijo el portero yendo hacia la puerta posterior del hall.
Santrock, quien aprovechó para echar un vistazo al hall de entrada. De la puerta de entrada a los ascensores había muy poca distancia. El desarrollo del amplio ambiente, era hacia su lado derecho, donde se encontraban los sillones. El espacio ocupado por los ascensores ocultaba parcialmente este lugar, por lo que dedujo que si alguien ingresaba al edificio, una persona que esté en el fondo, la podía ver durante pocos segundos, pues después quedaba oculta tras los ascensores. Juan regresó con un papel con la dirección que Santrock necesitaba.
- Muchas gracias - dijo el detective y preguntó - Dónde está el gimnasio ?
- En el piso número cuarenta. - indicó el portero, abriéndole la puerta de un ascensor high speed.
- Hasta luego - saludó Santrock y se fué al piso indicado.
Cuando salió del ascensor se encontró en un hall de distribución que estaba amueblado con dos pequeños silloncitos. Varias puertas, todas abiertas permitían tener una visión de lo que era ese piso de deportes. Había un pequeño gabinete a la izquierda y al centro una gran puerta de blindex mostraba el amplio gimnasio, que constaba de dos partes. La primera, libre, donde se dictaban las clases y la otra, más atrás, donde estaban instalados los aparatos, frente a un gran ventanal corrido que mostraba una bella vista panorámica del río Hudson. Un tabique de Blindex térmico separaba el gimnasio del natatorio, que tenía unos 25 metros de largo. La humedad que se observaba en el tabique del lado de la piscina, indicaba que era climatizada. Todo el último piso estaba destinado para gimnasio y natatorio, con modernos vestuarios, duchas, salas de masajes y una simpática cafetería. Por un pasillo hacia atrás se iba, segun los carteles al sauna, baño finlandés y sala de relax. A la derecha, una puerta abierta mostraba una oficina donde se encontraba una esbelta joven, de largo pelo rubio lacio, con moderna vestimenta deportiva adherida al cuerpo y una tarjeta de identificación en el pecho, donde se leía: "Jill". Santrock entró y le preguntó: - Podría ver al Profesor Steven Carlsson ?
- Un momento, por favor. Tome asiento - contestó y oprimiendo un botón del intercomunicador llamó - Steven, lo buscan en la oficina.
Desde su ubicación y a través de la otra puerta de blindex, Santrock observaba la actividad de un conjunto de muchachas que se esforzaban cumpliendo los ejercicios en los aparatos. Cuatro mujeres no tan jóvenes, pedaleaban en un rincón de la derecha en sus bicicletas ergométricas y otra trotaba elásticamente en un treadmill. Un joven de físico atlético, vestido con un slip fucsia y una camiseta tipo musculosa al tono, apareció desde el sector del natatorio y se dirigió hacia la oficina. Era un hombre de unos treinta y dos años, cerca de 1,90 de estatura, bien parecido, rubio, de tez blanca, pero sumamente bronceado. Sus rasgos faciales y especialmente sus ojos azules mostraban cierta reminiscencia escandinava, lo cual coincidía con su apellido.
- Que desea señor ? – preguntó Steven directamente a Santrock.
- Necesito hablar una palabra con usted, en privado - se anticipó a decir el detective.
- Bien - convino Steven, y con un ademán lo invitó a pasar a su despacho - Siéntese - dijo, y él se sentó a medias sobre el escritorio, en actitud de apurar el trámite.
- Lo he venido a ver en relación con el crimen de la Sra. Patty Johnson - dijo Santrock - Tal vez estará enterado.
- Sí...sí, claro - respondió Steven sorprendido - En qué puedo serle útil ?
- Estoy a cargo de la investigación por pedido de la familia y tengo entendido....
- Perdón, pero, usted es de la policía ?... - preguntó Steven interrumpiendo bruscamente al detective - Le pregunto porque... se rumoreaba que ya ha sido totalmente esclarecido. - afirmó.
- No, yo no soy de la policía - aclaró visiblemente molesto el detective - Le repito que yo estoy a cargo de la investigación en forma privada, por pedido del Sr. Bryant, hermano de la víctima. Recién hoy he iniciado mi tarea y me encuentro abocado a la recopilación de los elementos que ratifiquen o no la opinión oficial.
- Y bien, qué necesita de mí ? - preguntó Steven, poniéndose a disposición del detective, pero demostrando cierta molestia.
- En principio, tengo entendido que la Sra. Johnson - recomenzó Santrock por tercera vez y marcando las palabras - venía habitualmente al gimnasio. Usted solía tener trato con ella ?
- Sí, ella tomaba clases de gimnasia conmigo, pero además hacía aparatos y natación, pero individualmente - dijo Steven mostrándose más proclive al diálogo.
- Cuántas veces a la semana y cuanto tiempo le destinaba al gimnasio ? - inquirió Santrock.
- Venía diariamente al finalizar sus actividades, y generalmente estaba un par de horas, salvo los fines de semana, en que solía pasar toda la tarde. Solo faltaba cuando sus reuniones de negocios la mantenían muy ocupada, pero eso no sucedía muy a menudo - explicó Steven.
- Venía sola o acompañada ? - preguntó Santrock.
- Siempre sola - respondió Steven - No sé si usted sabrá que se encontraba sujeta a abundantes situaciones de stress y tomaba la actividad en el gimnasio como relax físico y mental.
- Había hablado con usted alguna vez de los motivos de sus tensiones ? - indagó Santrock mirando fijamente al profesor.
- No... O mejor dicho no... específicamente - balbució Steven.
- Pero... ella le había dicho que sufría muchas tensiones ? – profundizó.
- Sí..., alguna vez... sí - reconoció Steven.
- Y de que índole eran sus problemas - preguntó el detective levantándose de su silla, parándose de espaldas al profesor, delante del vidrio, simulando mirar los grupos de jóvenes que trabajaban en el gimnasio, pero usando el vidrio como espejo para ver la reacción de Steven.
- Problemas relacionados con su Empresa - se apresuró a contestar Steven - denotando cierto estado nervioso.
- Alguna vez refirió haber recibido algún tipo de amenaza ? - inquirió con voz baja el detective.
- No... nunca, - contestó Steven con cierto asombro.
- Todas estas muchachas son del edificio, o vienen también de afuera ? - preguntó Santrock cambiando abruptamente de tema.
- El gimnasio acepta también gente que no viva en el edificio, pero solo aquellos que vengan invitados - dijo Steven claramente más calmo.
- Siempre se permitió ésto ? - siguió preguntando Santrock.
- Al principio no se permitía, pero desde hace aproximadamente un año sí - contestó Steven.
- Cómo es que se aceptó gente de afuera ? - inquirió el detective.
- Aquí se realizó una inversión importante en aparatos, que no resultaba rentable si no se aumentaba la cantidad de concurrentes - aclaró Steven, decidiéndose a explicar - y justamente fué la Sra. Johnson quien consiguió la autorización del consorcio para que vinieran otros grupos.
- Cómo hacía para ingresar la gente de afuera, preservando las medidas de seguridad del edificio ? - preguntó Santrock.
- Lo hacen en horarios en los cuales está el portero y él les abre la puerta. - contestó Steven.
- La Sra. Johnson aportó algún dinero para facilitar esta inversión ? - preguntó Santrock, cambiando el ángulo del interrogatorio, casi seguro de la respuesta.
- Sí - dijo secamente Steven.
- Bien, Sr Carlsson - dijo Santrock yendo hacia la puerta - No lo molesto más, muchas gracias. Si llega a recordar algo relativo a ésto, no vacile en llamarme - concluyó dándole su tarjeta.
- Con mucho gusto - murmuró Steven.
Santrock tomó un ascensor, que justo en ese momento llegaba trayendo un grupo de seis chicos y chicas adolescentes que venían al gimnasio y oprimió el botón para descender. Cuando llegó a la planta baja, se encontró nuevamente con Juan.
- Qué hermoso gimnasio que tienen en el edificio !! – dijo Santrock.
- Pues realmente es fantástico - dijo entusiasmado el portero - Vió cuántos aparatos modernos tiene ?
- Realmente muy bien montado – asintió el detective.
Aprovechando el buen humor y la locuacidad del portero, el detective comentó: - Tanta muchachada que viene, supongo que representará un buen ingreso para el consorcio, no ?
Esto solo fué suficiente para tirarle la lengua.
- Para el consorcio ? Pues nada. Para el Profesor Carlsson, dirá usted - picó rápidamente Juan y agregó no sin un dejo de envidia - El tiene para sí la explotación del gimnasio. Ese muchacho se sacó la lotería en este edificio !
- Pero habrá tenido que invertir mucho dinero ! - comentó con aire ingenuo el detective.
- Tal vez sí !...Tal vez no ! - contestó Juan haciéndose el enigmático.
- Pues entonces - dijo Santrock - que le aproveche. Buenas tardes y gracias - saludó y se alejó con paso rápido.
Miró su reloj, que marcaba las cinco de la tarde. A las ocho y cuarto tenía que encontrarse con Wendell. Miró su reloj, calculó el tiempo y pensó: - Aprovecharé el tiempo hasta las ocho. Haré una visita que puede resultar muy trascendente, si no me falla el pálpito. Son rió al pensarlo.
Se detuvo en la esquina, miró para los cuatro costados, tratando de localizar un taxi. Era una hora pico y todos los taxis iban ocupados. Tuvo que esperar varios minutos hasta que consiguió uno vacío.
(continuará)

9 comentarios:

electrah dijo...

al fiiiiiinn!!!!!qué le había pasao a tu bloooog!!!me venía por el 8 y no podía entraaaaar!!ahora si,me quedo tranqui....
felices vacaciones
besos

Anónimo dijo...

No había podido entrar a tu blog a leerte o releerte...
Que mal anda blogger.
Saludos.

Verena Sánchez Doering dijo...

avanzas con una velocidad escribiendo increible y a la ves fascinante
y tienes muchas personas la continuacion del capitulo siguiente, te felicito amigo
soy preguntona, porque llamas a tu blog edad dificil?
para mi toda edad es dificil
gracias por tus saludos donde Serrat
quien prohibe lo prohibido...solo un obtaculo, cualquiera
te dejo besitos y que estes muy bien
un abrazo y cuidate




besos y sueños

Etèria dijo...

Y van ocho... Venga, a seguir esperando... Jajaja. Con la poca paciencia que tengo.

Un beso Hugo

El detective amaestrado dijo...

Te gusta tenernos sobre ascuas, malandrín...

@Intimä dijo...

Muy agudo a veces las preguntas más sencillas vienen con una buena respuesta. Me refiero a lo del portero.
Besitos
Pd: Seguiré con tu crimen :-)

LOLA GRACIA dijo...

Hugo, tendré que imprimirme los caìtulos y leerlos poco a poco. Me das tiempo??
Un saludo

Hugo dijo...

Hola... queridas amigas/os:
Tuve una serie de problemas por los cuales no podia ni yo entrar en mi blog... se arreglaron..no sé como.
Freyja: muchas gracias...me estimulas !! Lo llamé edad dificil porque empecé hablando de otras cosas... la edad en la cual si uno esta solo no consigue pareja afin, se pierden los seres queridos, etc. pero me desvié haia otros temas.
Belita: tenme paciencia... es una novela policial...es parte de su esencia.!!
detective amaestrado: y.... sí..!!
Darilea: la agudeza debe ser propia de un investigador, además de abordar un tema intrascendente para conseguir datos importantes.
Lola Gracia: me pides tiempo... otros me apuran...jajaja...
a todos muchas gracias, son muy amables conmigo.

Warren/Literófilo dijo...

Saludos Hugo, motivado por la rica lectura de tu novela en el blog, me animé hacer lo mismo, te espero por ahí, y nos estamos leyendo ¿sale y vale?