domingo, 28 de enero de 2007

CRIMEN DE OCASION - CAP.6

Terminada la reunión, Stuart y Wendell salieron y tomaron rumbos diferentes. Wendell comenzó a caminar lentamente, sin percibir el estruendo fenomenal que producía el tránsito en esa hora pico. La ciudad se encontraba en plena ebullición. Siguió caminando hasta llegar a la 7ª Avenida, sumido en sus profundas meditaciones. No estaba conforme con la explicación dada por el Inspector Parnell y le llamaba la atención que Stuart no pusiera objeciones. Tampoco estaba dispuesto a aceptar una tesitura tan simplista, pero... qué podía hacer ?. Para la policía era uno de los tantos casos que ocurren en esta maldita ciudad, plagada de delincuentes, con crímenes, robos, droga y prostitución por doquier. Pero para él era su caso, habían asesinado a su hermana, y en esta incógnita se encontraba solo y perdido. Quién podría ayudarlo ?.... Súbitamente apareció en su mente el recuerdo del viejo Santrock, íntimo amigo de su padre, policía retirado, “de los de antes”, como solía él decir. Cuando había renunciado a la Policía y pasaba por un mal momento, su padre le había dado una buena mano que le permitió capear una circunstancia difícil de su vida. Era un hombre de alrededor de unos cincuenta y cinco años, pero aparentaba algunos más, de ahí que era llamado el viejo Santrock. De físico corpulento, logrado a través de una intensa práctica de deportes, especialmente el box, habiendo llegado a combatir profesionalmente. Pero la carrera policial hizo que abandonara esta actividad, aunque la siguió practicando en el gimnasio. Hombre de vida bohemia, nunca pudo hacer carrera en la Policía, porque nunca quiso entrar en trenzas con nadie. Dueño de una moral incorruptible, optó por permitir el paso a una generación policial que tenía un modus operandi non sancto, que él no compartía.
Recordó que retirado de la policía, se había dedicado a la investigación privada, en la que había obtenido resonantes éxitos, merced a su sagacidad, a los contactos que mantenía dentro de la repartición con sus viejos camaradas, que lo apreciaban y valoraban y a contactos con la gente de los bajos fondos, que a pesar de transitar por veredas opuestas, le guardaban una incondicional amistad y respeto.
Wendell se encontró en la esquina de la 7ª Avenida y la 48 St.. Santrock tenía instalada una modesta oficina algo más allá de la 9ª Avenida entre 58 y 59. No tenía la dirección exacta, pero recordaba que era muy cerca de una de las esquinas del Central Park. Pensó que con un poco de suerte la encontraría y hacia allí se encaminó.
Pocos metros antes de llegar a la calle 60, en un edificio de oficinas que tenía en su entrada algunas plantas que clamaban por agua, pudo observar un conjunto de placas de tamaño desigual, desprolijamente atornilladas sobre una madera deslustrada y reseca. Se detuvo para observarlas: En la cuarta fila encontró la que buscaba: Bradley M. Santrock - Detective Privado – 2º piso - Of. C.
Ingresó en el edificio abriendo la puerta principal, que se desplazó pesadamente produciendo un ruido que le hizo mal a los dientes. Caminó por un pasillo angosto alumbrado escasamente por una lamparita sin pantalla y visualizó una escalera de granito que arrancaba a su derecha. Subió por los percudidos escalones hasta el segundo piso y a la salida de la escalera se enfrentó con una puerta de madera y vidrio pintado de blanco, donde con letras negras se leía el nombre que buscaba. Buscó un timbre pero no lo encontró y decidió golpear la puerta con sus nudillos.
- Adelante - resonó desde adentro un vozarrón.
Wendell obedeció y se encontró en un recinto dividido por un tabique de madera, que tenía en su extremo izquierdo una puerta entreabierta. A través de ella Wendell fue visualizado.
- Wendell !! - exclamó con alegría un hombre robusto que rápidamente quitó los pies de arriba del escritorio dejó el diario y se incorporó de un salto - Qué grata sorpresa !!
- Hola, Santrock - saludó Wendell contento con el efusivo recibimiento.
- Pero si hace dos años que no te veo - dijo Santrock estrechándolo en un abrazo que casi le corta la respiración y poniéndose algo melancólico agregó - exactamente desde el día de la muerte de tus padres. Maldito día !.
- Así es..., he sido un ingrato en no haber venido ni siquiera a saludarlo - dijo Wendell.
- Yo tampoco volví nunca por allá - murmuró Santrock - es que quería tanto a tu padre, que no podía soportar su desaparición - y preguntó - Pero, cómo es que has venido por aquí ?.
- Usted me perdonará, Santrock - dijo Wendell - pero uno va a buscar a un verdadero amigo cuando se encuentra en problemas.
- Espero poder ayudarte - gruñó Santrock invitándolo con un gesto a sentarse - pero, qué es lo que sucede para que vengas a ver a este viejo ?
Wendell tomó asiento en una de las viejas sillas que estaba frente al escritorio y sin rodeos, le contó absolutamente todo lo que sucedía, con lujo de detalles y tratando de no omitir ningún dato. A medida que avanzaba en su relato, el detective se iba poniendo cada vez más serio y sus ojos iban adquiriendo un brillo especial, que denotaba que su cerebro funcionaba aceleradamente. Guardó silencio hasta el final, emitiendo intermitentemente algunos gruñidos, que servían para demostrar que no perdía palabra. Concluída su narración Wendell dijo:
- La interpretación del Inspector Parnell no me satisface..., me interesa conocer su opinión.
- Y..., no estás del todo equivocado, hijo - musitó reflexivamente Santrock - Sin poder afirmar que la policía está equivocada, te diría que se ha realizado una investigación ultrarrápida, tomando el camino más fácil - agregando - cosa que es frecuente, porque, en descargo de la policía, te diré que están atiborrados de trabajo y totalmente carentes de medios.
- Claro que dijeron que iban a proseguir la investigación - aclaró Wendell.
- No te hagas ilusiones - acotó Santrock meneando su cabeza, e inclinando hacia atrás su sillón hasta hacerlo crujir prosiguió - Eso es lo que siempre se dice para conformar a los familiares, pero únicamente que por otro caso las evidencias salten ante sus ojos, todo queda en el olvido.
Ante tal panorama, Wendell se sentía totalmente impotente. Santrock percibió su estado de ánimo.
- Tengo algunos contactos en Homicidios y podría averiguarte algo - prometió Santrock, suavizando su voz.
- En realidad yo quisiera que usted se encargue de hacer una investigación paralela - le pidió Wendell - Todo lo que necesite estará a su alcance. Usted sabe que somos gente adinerada y no escatimaremos medios para lograr la aclaración total de este crimen.
- No se trata de dinero - interrumpió Santrock - Tú sabes que a esta altura de mi vida eso no me interesa. Le debo tanto a tu padre y nunca se lo he podido retribuir, que con todo gusto me ocuparía del caso, sin pretender un centavo. Sólo necesito tu aprobación y me pondré a trabajar de inmediato, aunque también tendremos que contar con la anuencia de tu cuñado.
- Desde ya que la mía la tiene - respondió Wendell visiblemente emocionado ante el desinteresado ofrecimiento - y la de Stuart la obtendré también.
- Bueno, entonces - exclamó Santrock, levantándose de su sillón y palmeando el hombro de Wendell - Pongámonos manos a la obra, sin perder tiempo.
La cara de Wendell se iluminó. Tenía confianza ciega en la capacidad de Santrock para resolver el problema.
- Tendré que hacerte muchas preguntas - dijo Santrock disponiéndose a trabajar.
Ya había anochecido cuando Wendell dejó la oficina de Santrock. Habían trabajado duro estudiando a las personas que Santrock entrevistaría, hábitos y costumbres de todas ellas, detalles del departamento de Patty y tantas cosas más; muchas de ellas que a Wendell jamás se le hubiera ocurrido que pudieran tener la más mínima importancia.
Santrock se quedó en su oficina para trazar un plan de investigación, ponerse en contacto con su ayudante Gibbons y comenzar de inmediato.
Wendell llamó un taxi que pasaba por la octava avenida y le ordenó que lo lleve a su casa. Ahora solo tenía que esperar las novedades que Santrock le iba a ir comunicando. Una vez en su casa, llamó por teléfono a Stuart.
- Hola...- se escuchó la voz de su cuñado.
- Hola, Stuart. Habla Wendell.
- Qué tal ? Alguna novedad ? - preguntó sorprendido.
- Sólo un comentario sobre el informe del Inspector Parnell - comenzó Wendell con rodeos.
- Ah, sí ! - asintió Stuart y agregó con énfasis - me llamó la atención que hayan trabajado tan rápido, con tanta eficiencia y ...
- Pues yo no lo creo así - interrumpió Wendell visiblemente molesto - Estimo que han entrelazado más o menos las cosas en base a suposiciones, pero sin tener pruebas concluyentes.
- Se han basado en las pericias – dijo Stuart - y además no debes olvidarte que ellos tienen una experiencia que no estamos en condiciones de objetar.
- Insisto en que faltan elementos para dar el caso por resuelto - protestó Wendell.
- Qué otros elementos necesitas ? - preguntó Stuart ofuscado.
- No tienen identificado al hombre - recordó Wendell y agregó - tampoco saben qué lo movió a ingresar al departamento, cómo consiguió las llaves y códigos…
- No creo que tenga importancia el nombre del sujeto, ni cómo consiguió las llaves – interrumpió Stuart tratando de dar por finalizada la discusión.
- Yo no estoy conforme – insistió Wendell - y me llama poderosamente la atención la anotación que tenía el desconocido en su poder, con los códigos de entrada y la fecha MARTES 11, como si esa fecha fuera un día clave. Wendell estaba con todas las luces encendidas, más aún luego de su charla con Santrock.
- Sinceramente, - acotó Stuart minimizando el hecho - llama la atención, pero no creo que sea lo más significativo.
- Para mí todo es significativo - replicó Wendell secamente y le anunció en tono cortante - Por eso te comunico que ya he contratado un detective privado que se ocupe de esclarecer todo.
- Te has vuelto loco ? - vociferó Stuart fuera de sí - No pienso pasar verguenza ante la policía por tu desconfianza. No se te ocurra seguirte metiendo, porque si no...- intentó amenazar.
- Tengo derecho !! - interrumpió Wendell – Y más todavía cuando ni siquiera has respetado a tu esposa, porque mientras ella moría, bien acompañado que estabas en el Caesar Park de Buenos Aires. O crees que no estoy enterado ? - la indignación de Wendell iba creciendo - Por otra parte, era mi hermana y no entiendo por qué te opones a que se investigue más a fondo.
- No...no...no es que yo me oponga - la voz de Stuart se suavizó como por arte de magia y eludiendo hábilmente el tema del Caesar Park añadió - Pero no cuentes conmigo para ello. No voy a ponerme a disposición de los caprichos de un Sherlock Holmes de pacotilla.
- El detective a cargo de la misma, no solamente no es un improvisado, sino que es Santrock, uno de los mejores de Nueva York. - terminó Wendell - Hasta mañana - saludó cortante y colgó el tubo sin esperar respuesta.
Wendell estaba indignado. Lisa estaba a su lado y le dijo:
- Nunca pensé que Stuart tendría esa actitud.
- A Stuart lo único que le preocupa es tomar el dinero de Lisa cuanto antes - dijo secamente Wendell - No puedo entender por qué, aunque lo disimule en ocasiones, no tiene interés en que se investigue a fondo.
- No vamos a sospechar de él o de su amante, ya que estaban en Buenos Aires – dijo Lisa.
- Eso es verdad... – murmuró Wendell pensativo.
- Lo que me mantiene intranquila - prosiguió Lisa - es ese tema de la amenaza de Brett Mac Taylor. Patty me dijo que cuando finalizaron una reunión la semana pasada, Brett fué a su oficina y le dijo que si no reveía su postura, "no vas a seguir siendo presidenta mucho tiempo", palabras textuales. Ella no le dió trascendencia, ya que ese chico siempre anda con bravuconadas propias de su edad y de la gente que frecuenta. Ha trabado amistad con unos tipos extraños del Barrio Chino... anda metido en las artes marciales…
- No sé sinceramente como tomarlo - dijo Wendell con abatimiento - Brett no me gusta para nada, pero no me quiero enloquecer. Veremos que importancia le atribuye Santrock a cada cosa.
- Además - agregó Lisa con cara de preocupación - Tengo que contarte algo que me dijo Patty y que había prometido guardar en secreto. Patty había recibido un anónimo amenazador, al cual no le asignó importancia, porque pensó que era Brett el que quería intimidarla, pero nada más. Incluso lo tomaba a broma. El anónimo estaba escrito con letras recortadas de revistas, tal como se ven en las películas.
- Esto puede ser gravísimo - exclamó Wendell fuera de sí, levantándose de su asiento y paseándose nerviosamente por el escritorio - Este hijo de puta drogadicto de Brett es capaz de cualquier cosa, más aún con los delincuentes que tiene por amigos y eso potencialmente puede ser peligroso. Transmitiré todo ésto a Santrock.
Extenuado, Wendell no veía la hora de acostarse. Cuando apagaron la luz eran las dos y media de la mañana. Pasaron horas y niguno de los dos podía conciliar el sueño. Ambos sabían que estaban despiertos, pero evitaban hablar. Escucharon las campanadas del reloj del living cada media hora, hasta que amaneció, sin poder pegar un ojo. Sus pensamientos volaban elaborando todo tipo de suposiciones y teorías, pero nada encajaba con cierto margen lógico.
(continuará)

10 comentarios:

BullHorse dijo...

Wendell está tan bloqueado verdad??? porqué no puede epecular, seguir e instinto de su cuerpo contraído frente a cada palabra del mundo y reunir toda la voz en un solo nombre que le lata en cada fibra... jejeje, está bueno, ya estoy metida con la historia.

Verena Sánchez Doering dijo...

SI ESCRIBES TU TIENES UNA GENIAL IMAGINACION
AUNQUE NO ME GUSTEN LAS NOVELAS POLICIALES, QUE ES MI OPNION LO HACES GENIAL Y TE FELICITO
BUENO ME PRESENTO SOY FREYJA, ME SALUDASTE EN LAGRIMAS Y TE DOY LAS GRACIAS POR LLEGAR AQUI
Y POR TUS LINDOS SALUDOS
QUE TENGAS UNA LINDA SEMANA Y ESTES MUY BIEN
BESITOS



BESOS Y SUEÑOS

Anónimo dijo...

Gracias por tu visita a mi blog.
Feliz inicio de semana.
Saludos.

electrah dijo...

sos muuuuuuy amable, querido hugo
sigo a ver que pasa
ésto me tiene intrigada....mmmm
besos

Unknown dijo...

si..porfa seguí porque ya estoy intrigada..

La voz que clama... dijo...

Vengo a avisarte: la nueva buena se está anunciando!

M@F3R dijo...

Hola Hugo! gracias por la visita al blog, eres bienvenido cuando lo desees, estaré leyéndote. Saludos

@Intimä dijo...

Siempre es bueno confiar en una personas que con la experiencia de los años pueden servir de ayuda.
Seguiremos haber que pasa.
Pd: Sabes que me inicie a la lectura y la causante fue Mary Higgins Clark y sus novelas de suspense ajaj y mira ahora escribiendo poesía.
Ays quien lo diría, un besito y sigue que esto promete.
Ah¡¡ Gracias por el poema de la playa.

Amorexia. dijo...

Se pone bueno. pero publica de a diario!!! que mata la intriga!!! Igual sigo guardandome mis comentarios... eso si... va muy bien...

electrah dijo...

volví por el capítulo 7....mmm...todavía no lo has publicado......mmmmm
Además...querido hugo....aprovecho para decirte que los comentarios que dejás en mi blog son mejor que lo que escribo yo.Ah!sos el único lector que me ha quedaooo!!!!la verdá que tenés un estómago......
(envidiable,envidiable)